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Andrés Espinosa F.*

Se abandonó la agenda interna diseñada para el ciclo más importante del TLC, su provechamiento, que pasó al cajón del olvido.

Esta semana se celebran los primeros diez años del TLC con Estados Unidos, la negociación comercial más ambiciosa y trascendente de nuestro tiempo. Sus orígenes se remontan al 6 de agosto de 2003, fecha en la cual el representante comercial de la Casa Blanca, embajador Robert Zoellick, vino a Colombia para reunirse con el entonces presidente Álvaro Uribe y la plana mayor de su equipo económico.

La reunión bilateral repercutió en los corredores de la Casa de Nariño hasta los cimientos de los gremios económicos de la nación, que desde entonces, acompañaron al equipo negociador en más de mil reuniones de concertación en el denominado ‘cuarto de al lado’. Zoellick explicó entonces en qué consistía el TLC; nos dijo textualmente que el “TLC de Chile era el traje a la medida que Colombia necesitaba”. Chile venía de negociar y firmar el TLC con EE. UU., después de 10 años de espera por la autoridad negociadora, que el Congreso norteamericano le había negado al presidente demócrata, Bill Clinton, y que luego le concedería al republicano, George W. Bush.

La negociación del TLC con EE UU. hizo parte del proceso constitucional de internacionalización de la economía colombiana y de inserción en las corrientes de globalización de la época. Desde un comienzo, se conjeturaba que la principal concesión del TLC era la consolidación de las preferencias temporales del Atpdea para 6.000 productos, que desde 1991, sirvieron de instrumento comercial unilateral para fomentar las exportaciones hacia ese país como corresponsabilidad y respuesta a los esfuerzos de Colombia en la lucha contra el cultivo y tráfico de drogas ilícitas.

La negociación arrancó en Cartagena el 18 de mayo de 2004 y culminó en el Centro de Conferencias Enrique Iglesias del BID en la ciudad de Washington el 22 de noviembre de 2006. Inicialmente, Colombia negoció con sus socios andinos, pero la radicalización ideológica de izquierda en Bolivia, Ecuador y Venezuela se tradujo en su retiro de la negociación, razón por la cual solamente Colombia y Perú la llevaron a buen puerto. El TLC de Colombia enfrentó serios obstáculos políticos con los Demócratas en EE. UU., que se resolverían satisfactoriamente con la suscripción del Plan de Acción Laboral por los presidentes Barack Obama y Juan Manuel Santos, que a la postre habilitó su implementación hace 10 años.

El proceso de incorporación del TLC a la legislación interna colombiana se surtió con la aprobación de la Ley 1143 de 2007 y la promulgación de la Sentencia C-750/08 de la Corte Constitucional, con la cual el TLC y la citada Ley fueron declarados acordes con los preceptos constitucionales de equidad, reciprocidad y conveniencia nacional. Erróneamente, desde comienzos de la pasada década, se abandonó la agenda interna diseñada para el ciclo más importante del TLC, su aprovechamiento, que pasó al cajón del olvido.

*Miembro del Consejo Directivo del ICP

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https://www.portafolio.co/, Bogotá, 10 de mayo de 2022.

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