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Pbro. Mario García* 

En la Linterna Azul del viernes 8 de marzo, aparece un artículo suscrito por el señor Juan David Escobar Valencia, con este título: ¿Todavía necesitamos el matrimonio?

Lo leí y se me ocurrió escribir esta reflexión sobre un tema de trascendental seriedad e importancia.  Debido tal vez a mi incapacidad de análisis, - que me perdone su autor - no me quedó claro si él defiende el matrimonio como institución básica e insustituible de una sociedad con fundamentos antropológicos y éticos sólidos, o se matricula entre los que lo consideran como antigualla un tanto cavernaria…y me pareció que la columna mencionada oscilaba entre la guasa y el análisis social… Sea como fuere, aquí mi reflexión.

¿Qué si aún necesitamos el matrimonio? ¡Por supuesto que sí, mientras no cambie la naturaleza del ser humano! Porque el matrimonio es una institución de ley natural. “Hombre y mujer los creó… No es bueno que el hombre esté solo….”, leemos en el Génesis. El Papa Francisco nos recuerda en su “Amoris lætitia” que el matrimonio “no es una convención social” sino “una vocación, en cuanto que es una respuesta al llamado específico a vivir el amor conyugal”  (N° 72) Y el Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña : “El hombre y la mujer están hechos el uno para el otro; no que Dios los haya hecho a medias e incompletos; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser ayuda para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas, y complementarios en cuanto masculino y femenina” ( N° 372) Aquí entra, como elemento indispensable, el reconocimiento de esa ley que llamamos natural, porque brota de la naturaleza misma del ser racional,  que por lo mismo es anterior a toda ley positiva y está por encima de ella, y que es también ley divina, puesto que Dios es el autor de la naturaleza. Por eso la doctrina social católica establece de modo categórico : °La institución matrimonial, fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes…no es una creación debida a convenciones humanas o imposiciones legislativas… Nace para la sociedad en el acto humano por el cual los esposos se dan y re reciben mutuamente, y se funda sobre la naturaleza misma del amor conyugal… Ningún poder puede abolir el derecho natural al matrimonio, ni modificar sus características y su finalidad. El matrimonio tiene características propias, originales y permanentes” (Compendio de la Doctrina Social, CEC, 215-216)

“La familia, reza la Constitución colombiana, es el núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye por vínculos naturales o jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio…” (Art. 42).  Núcleo fundamental de la sociedad, la familia; y ella se constituye, es decir, nace del matrimonio. ¿Tiene, entonces, sentido, preguntar si es aún necesario el matrimonio? Si se disuelve la familia, si se socavan los fundamentos que le dan estabilidad y firmeza, se derrumba toda la estructura social. ¿No es, acaso, lo que está sucediendo? Y porque eso es así, ¿no es ese el propósito de los enemigos solapados de la moral cristiana que, desde instancias legislativas y judiciales atentan contra la inmutable doctrina católica acerca de la familia?

Ahora: para los que profesamos la fe y los principios morales de la Iglesia católica, esa institución de ley natural, ese darse y recibirse mutuamente del hombre y la mujer, se eleva a otro orden, el sacramental; y entonces adquiere otra dimensión, y se convierte en vivencia de una auténtica y sublime vocación, y es el origen fontal de la “iglesia doméstica”.

Atentan, por todo esto, contra la ley natural, contra la razón, contra Dios mismo, contra los más entrañables intereses de la sociedad, cuantos pretenden socavar tanto los fundamentos naturales como los religiosos del matrimonio y de la familia. “El bien de la familia es decisivo para el futuro del mundo”, es afirmación apodíctica del Papa Francisco (Amoris lætitia, 31)

Adenda 1. Joe Biden, en su senil empeño por mantenerse en la cúspide del poder, les hace nuevamente guiño a los abortistas y les promete retrotraer la legislación norteamericana para que matar al no nacido siga siendo un “derecho”… ¡y sigue afirmando que es católico…! Y por su parte, el mandamás francés, Macron, aboga por que se incluya el  aborto en la Carta de los Derechos fundamentales de la U.E.  ¡La cultura de la muerte, la apología del infanticidio!

Adenda 2. Los bandidos del llamado partido de los Comunes, a quienes el gran traidor regaló las curules senatoriales que ocupan, ahora amenazan dizque con retirarse de la JEP… Da risa; tras de criminales impunes, bufones. Como si no supiéramos que esa tal justicia especial para la paz es el tribunal que ellos mismos organizaron para asegurarse la inmoral impunidad de que gozan. Ojalá eso que ahora dicen no fuese, como es, pura hipocresía; ojalá se retiraran; porque entonces habría la posibilidad de que la justicia ordinaria los pusiera donde deberían estar: tras las rejas.

* Mario García Isaza, c.m. Ibagué, marzo 9 de 2023.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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