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Hernán González R.  

La radio alemana, la Deutsche Welle (DW) presentó el pasado 25 de octubre un excelente programa con el título de este comentario, del cual tomo y al cual le agrego algunos comentarios más, porque este tema me ha interesado desde años atrás.

La noticia de la DW se origino en el hallazgo reciente de 13 esqueletos con 57.000 años de antigüedad, en las montañas de Altai, en Siberia del Sur. Estos huesos los están estudiando hoy en el Instituto Max Planck de Alemania, bajo dirección del sueco Svante Paabo, Premio Nobel de Medicina en 2022.

Un poco de Historia. En 1856 en el valle de Neander en Alemania, de ahí su nombre, Hombre de Neandertal, encontraron unos esqueletos que llamaron la atención de los científicos, por sus diferencias con los del Homo Sapiens, esto es, con nosotros los humanos.  Eran de baja estatura, no mayor de 1,64 metros. Huesos gruesos, que permite suponer musculatura fuerte. Cabeza redondeada y protuberancias en la zona de cejas de la cara. Cerebro mayor que el del Homo Sapiens, o sea, que el de nosotros, pero cerebelo más pequeño. No eran tan agresivos como el Homo Sapiens. Son más parecidos a nosotros de lo que se creía cuando se descubrieron.

La DW afirmó en su programa que los Neandertales habitaron en Europa durante 400.000 años y que se extinguieron hace 40.000 por razones misteriosas para la paleontología, que es la ciencia que estudia e interpreta la vida en la Tierra a través de los fósiles. Convivían en grupos muy pequeños entre 7.000 y 10.000 personas. El Homo Sapiens tan solo llegó a Europa hace 200.000 años procedente del África. Sostiene algunos que el Homo Sapiens es el culpable de la desaparición de los pacíficos Neandertales.

Se creía que eran estúpidos, salvajes y caníbales, pero esta creencia ha dado un giro radical en las últimas décadas. En el esqueleto de un venado encontraron varios huesos heridos con flechas, lo cual sugiere que se juntaban para emboscar sus presas. En las sepulturas han hallado herramientas rudimentarias. Sus pinturas rupestres en Extremadura y en Andalucía en España demuestran que no eran tan primitivos. Entre los dientes de algunos de ellos encontraron pruebas de alimentos cocinados. Los estudios genéticos muestran que compartieron entre el 1,5% y el 2,1% de material genético con los seres humanos. Esto demuestra que convivieron con los seres humanos en no pocos lugares de Europa y de Asia Occidental.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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