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Francisco Galvis R. 

Desde el pasado cuatro de abril no publicaba comentarios en los diarios digitales que con generosidad me acogen. Gratitud hacia ellos, Una serie de infortunios, el más grave y doloroso de todos, el padecimiento y fallecimiento de mi esposa por efecto del COVID 19. El Señor la tiene en su gloria nos lo comunican mensajeros celestiales.

Entonces, aquí me tienen de nuevo los lectores, para decirles que George Hamilton-Gordon, 1816-1864, cuarto conde de Aberdeen, fue un político inglés y primer ministro de la Gran Bretaña victoriana, famoso en el añejo hemiciclo de la Cámara de los Comunes por su célebre discurso único, a la manera del célebre sastre Yesid Toro Rojas en la Asamblea de Caldas. Publicó Hamilton un folleto donde recoge una selección de recetas tácticas para las faenas parlamentarias, considerado como “el libro más perverso de la lengua inglesa” según reseña del mariscal Gilberto Álzate Avendaño, con el que duermen debajo del colchón demagogos agitados, urgidos de figuración, que los hay también en el trópico donde todo es importado, incluida la antigua costumbre de andar a pie.

Este conde viene sometido al ostracismo por más de siglo y medio. Solo mentes informadas en ciencia política lo evocan, como mal ejemplo, y el mal ejemplo cunde con la velocidad del rayo.

Aconseja el tarambana en esa inicua colección de axiomas que, “si la causa es mala, se debe acudir, -como lo hacía el doctor Laureano Gómez-, a la disciplina para perros: si lo malo es el grupo, apelad a la causa; pero si son malos los dos, ofended al adversario” como ahora lo hacen un antiguo gerente de una fábrica de transformadores y un venido a más desde una fracción del Aranjuez profundo. Benitín y Eneas en acción intrépida, cuyas víctimas predilectas han sido, en su orden, los doctores Uribe Vélez y Ramos Botero, de lejos figuras señeras del decadente Centro Democrático.

Dichas conductas malintencionadas, además inicuas, prueban sobradamente la verdad de Paul Morant, cuando sostuvo que la Democracia es el derecho que se apropian los piojos de comerse a los leones.

Cada que el paisano del “cojo” Figueroa tiene atorados los gallos en el destemplado gaznate, acomete con espuelas romas en contra del doctor Uribe Vélez, con frases efectistas y destempladas que desdicen de su rango. Y el otro sujeto, cuando se ve puesto contra las cuerdas, no halla a la mano otra opción para encontrar resuello pasajero, que apuntar contra el doctor Ramos Botero con agravios y vituperios mendaces, que más parecen feas, nauseabundas emanaciones de alcantarilla.

A mi que no me vengan ahora con carajadas, porque estoy tomando posición en la trinchera entre una montaña de argumentos que se prueban solos.

Tiro al aire: Benitín y Eneas debutaron en sociedad en reciente ocasión, con promoción mediática gratuita, en el Metropolitano Roberto Meléndez.

En Twitter @forotw

Publicado en Columnistas Nacionales

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