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Álvaro Ramírez G.   

Por primera vez escuché una persona en todo el planeta y después de tantos años, que se lamente de la caída del muro de Berlín: Gustavo Petro.

La URSS, o Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, explotó en mil pedazos entre marzo de 1990 y diciembre de 1991, y bajo la tutela del primer ministro Mikhail Gorbachov.

La Perestroika o apertura de Gorbachov, facilitó este increíble proceso separatista.

La Unión Soviética estaba integrada por 15 Republicas soviéticas que ahora son independientes.

Y era tan grande en territorio que hoy la sola Rusia, sin los 14 países que se independizaron, es el país más grande de la tierra con 17 millones de kilómetros cuadrados.

La Cortina de Hierro explotó en mil pedazos porque el comunismo era ya inviable, insostenible.

Los resultados económicos del régimen comunista en la URSS, son desastrosos, además que carga con la muerte de 150 millones de personas, unos por violencia política, y otros de hambre y frío.

Un régimen que no hizo más que empobrecer a uno de los países más ricos del planeta.

Hoy los países que se separaron de la URSS, están en un camino de progreso y desarrollo impresionante.

Y es tan horrenda la huella comunista que muchos de esos países han prohibido el comunismo en su territorio.

Hoy el comunismo está prohibido en:

Polonia

Estonia

Letonia

Lithuania

Ucrania

Georgia

Rumania

Irán

Myanmar

Corea del Sur

Indonesia

El muro de Berlín era un acceso a la cortina de hierro. La capital Alemana, se dividió en dos.

Bonn, una ciudad moderna, progresista, alegre y rica.

Berlín, detrás del muro, una ciudad opaca, sórdida, pobre y cuya permanencia allí era obligatoria.

Miles de personas perdieron la vida tratando de salir de la Alemania comunista (Berlín) a la Alemania libre (Bonn).

La caída del muro de Berlín, fue uno de los acontecimientos más celebrados de la historia mundial.

Todos los alemanes de aquí y allá se abrazaron en una unión fraterna y finalmente libre.

Hoy existe una sola Alemania progresista, industrial, rica y libre con una sola capital, Berlín.

Es el país más rico de toda la Eurozona.

El comunismo ante esos fracasos rotundos, ha mutado a otras formas.

El comunismo chino llega hasta la puerta del palacio de gobierno. Pero el país entero es un territorio de libertad de mercados, e inversión extranjera.

Lo mismo ocurrió con Vietnam, aún después del triunfo comunista y la salida de los Estados Unidos de su territorio. Antes, dos países, Vietnam comunista con la capital Ho Chi Ming, y Vietnam occidental con la capital Saigón. Hoy, un solo país con una sola capital, Hanói, de 88 millones de habitantes, pero próspero y en descomunal desarrollo, cuyo comunismo llega también hasta el palacio de gobierno, pero el resto del país es un emporio de libertad económica y llegada de capitales extranjeros.

La exposición del presidente Petro en Alemania, es tan torpe, desafortunada y equivocada como su exposición en la ONU, y su metida de pata en el Palacio Real de España, o su cantinflesca intervención en la Universidad de Stanford.

La caída del muro de Berlín es uno de los eventos más celebrados del mundo.

Fue un símbolo indiscutible de apretura y libertad.

Solo una mente enferma puede decir en la gran Alemania que es lamentable la caída de ese muro.

Mantener una ideología amarrada con cadenas y grillletes, encarcelada y a base de fuerza bruta, es arcaico y contra cíclico.

Todo el planeta se alegró de la caída del muro de la infamia.

¡Menos Petro!

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