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Francisco Lloreda Mera 

La Ministra de Minas y Energía anunció en el Foro Económico Mundial que Colombia no firmará nuevos contratos de exploración de petróleo y gas como “señal clara de nuestro compromiso con la lucha contra el cambio climático”. Difícil no compartir con ella la preocupación por el calentamiento global y la necesidad de actuar para evitar que siga empeorando. Pero, por la implicación de lo dicho, es necesario reiterar lo que significa.

ndependiente del debate científico sobre las causas de la anomalía en la temperatura, los seres humanos tenemos una enorme responsabilidad en detenerla y en especial los países que más emiten Gases de Efecto Invernadero, GEI: China, Estados Unidos, India, Rusia, Japón; estos cinco son responsables del 60% de las emisiones globales. Colombia, según el Ideam, emite entre 0,4% y 0.6%; un porcentaje insignificante en comparación.

Pero Colombia no sólo aporta poco a dicha crisis, sino que las fuentes de sus emisiones se diferencian del resto del mundo. Mientras que a nivel global 73% de estas se originan en el sector de energía y el 18% en el de agricultura, ganadería, deforestación y mal uso de la tierra (Afolu por sus siglas en inglés) en nuestro país el 59% proviene de la agricultura, la ganadería, la deforestación y el mal uso de la tierra, y solo 31% del sector energético.

Es decir, el aporte de Colombia al calentamiento global es mínimo y el sector energético no es su principal causante. En el sector Afolu, la principal fuente de GEI son: pastizales (19,8%), gases de metano del ganado (14%) y tierras forestales (16,4%). En el sector de energía, el transporte con 12%. Lo anterior indica que una política seria en materia climática debería enfocarse en la reforestación y transformación del parque automotor.

Sin embargo, el Gobierno Nacional se empeña en acabar con la industria del petróleo y gas, proscribiendo la nueva exploración y producción, cuando esta actividad representa menos del 1% del total de las emisiones de Colombia. Todo esto, como trofeo de caza del compromiso de la administración en la lucha contra el cambio climático, a sabiendas de que pocas industrias trabajan tanto para reducir sus emisiones y ser carbono neutro.

El mundo continuará demandando petróleo y gas durante décadas salvo que surja una invención o tecnología disruptiva, que a la fecha no existe. Por eso, los 400.000 barriles diarios que exporta Colombia el mercado los sustituiría en segundos; más de un país se debe estar frotando las manos a la espera de que destruyan la industria acá no solo para llenar su cupo en el mercado internacional sino su demanda interna de petróleo y gas.

Con efectos devastadores, incluso para la transición; acabaría con Ecopetrol pues por más que diversifique su portafolio, sin petróleo y gas no subsistiría; se tendría un déficit descomunal en la balanza comercial pues no es realista sustituir a corto plazo las divisas del petróleo con turismo, y tendríamos más impuestos o menos inversión y, la quiebra de las regiones. Esto no ocurrirá en este gobierno, claro, pero si en diez o quince años.

Por dar una señal en la lucha contra el cambio climático se quiere destruir una industria estratégica para el país, conscientes -porque lo son- de que no haría ninguna diferencia en el calentamiento. Sin importar si ello pone en riesgo la seguridad y la soberanía energética del país, una de las principales fuentes de recursos de inversión nacional y regional, y la estabilidad económica; sin perjuicio del impacto en el bolsillo de la gente. Empobrecer a Colombia: esta es la verdadera señal que están dando ¿Muy difícil de ver?

https://www.elpais.com.co/, Cali, 21 de enero de 2023.

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