El Departamento Nacional de Estadística (Dane) publicó ayer, de manera oficial, el dato de crecimiento de la economía colombiana. En 2021, el PIB nacional aumentó en un 10,6 por ciento, una cifra récord y sin precedentes, al menos en los últimos 46 años, y que se da tras el desplome de 7 por ciento del PIB en 2020 a raíz de la irrupción del coronavirus.
Si bien este resultado registró unas décimas más que las expectativas de los analistas y del propio Gobierno Nacional, no genera mayor sorpresa debido a la dinámica positiva que la economía, las industrias y los comercios experimentaron durante buena parte del año pasado. De hecho, a raíz de los duros impactos que el paro nacional y sus bloqueos ilegales infligieron a las actividades productivas entre abril y junio, cabe preguntarse cuánto más habría podido crecer el PIB sin esos efectos destructivos.
Estos niveles de crecimiento ubican la economía colombiana entre las más dinámicas de América Latina y confirman el regreso a los niveles previos a la pandemia de covid-19. Frente al dato de 2019, antes de la llegada del virus, la economía en 2021 creció un 2,8 por ciento. Esta reactivación estuvo jalonada por la rama del comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida –con un aporte de 3,9 puntos porcentuales– y por las industrias manufactureras, con una contribución de dos puntos porcentuales.
En otras palabras, las decisiones tomadas por el Gobierno para dinamizar estos sectores por medio del levantamiento de restricciones, el fin de los cierres y el impulso del retorno a la presencialidad cumplieron su objetivo de sostener la recuperación de estas actividades económicas.
Otro aspecto clave es el avance del Plan Nacional de Vacunación, que mañana cumple un año. Sin la inmunización de más del 64 por ciento de la población habría sido casi imposible que las empresas y los trabajadores hubieran protagonizado un repunte como el registrado por el Dane.
Un crecimiento económico de 10,6 por ciento constituye una noticia positiva que ratifica la necesidad de sostener esta senda de reactivación trazada por el Gobierno y encarnada por el sector empresarial y los ciudadanos. Más allá de las discusiones propias de la campaña presidencial, los distintos precandidatos, respetando sus diferencias de enfoque e ideologías, deben comprometerse a mantener este rumbo de la economía con el que Colombia está saliendo del choque de la pandemia.
Lo anterior no es impedimento para reiterar el llamado a que esta reactivación económica esté acompañada de una recuperación similar para los ciudadanos y sus hogares. Los informes del Dane identifican una brecha entre la tendencia de crecimiento del PIB y la tendencia de generación de puestos de trabajo.
Es perentorio enfocar los esfuerzos para que esta dinámica positiva de crecimiento se traduzca en más y mejores empleos formales para los cientos de miles de colombianos que hoy siguen luchando por recuperarse de la pandemia. Es decir, atender la necesidad de materializar una recuperación económica con equidad.
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https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 15 de febrero de 2022.
