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Jesús Vallejo Mejía

El que nos desgobierna se la pasa tildando a sus antecesores de asesinos. Repite a troche y moche que bombardeaban niños, fusilaban a jóvenes inocentes, les disparaban a los ojos a los manifestantes de la Primera Línea y no contentos con ello esquilmaban el erario.

Se abstiene de recordar que hizo parte de una de las organizaciones criminales más crueles y sanguinarias de nuestra historia, el tristemente célebre M-19.

Lo que se cuenta de sus andanzas por ahí es tenebroso, aunque sus turiferarios insisten en que se trata de "fake news", pues sus tareas no estaban en los frentes de batalla, sino en la labor proselitista. Olvidan sus actuaciones en Zipaquirá, Santander, Tolima y Cauca, y que pese a su juventud rápidamente escaló en la jerarquía hasta llegar a ser uno de sus dirigentes nacionales.

Dado que fue un conspicuo delincuente juvenil y sus años de formación transcurrieron en la ilegalidad, es probable que se sienta solidario hoy con los delincuentes de todos los plumajes y por ello les ofrece una "paz total" de contornos difusos, tal vez irrealizable y socavadora de la autoridad soberana del Estado.

A ello conduce, a no dudarlo, su desdén por la fuerza pública, que últimamente ha sufrido más bajas por la acción gubernamental que por sus enfrentamientos con la delincuencia. Como lo ha afirmado Juan Lozano Ramírez, parece que aquélla es la única que se ha desmovilizado, pues los grupos criminales más bien se han venido fortaleciendo aceleradamente en todo el territorio nacional.

Todos ellos crecen hoy como verdolaga en playa. Su influencia es tan notoria que no resulta osado sostener que ya lo que reina es la anarquía, el peor de los males que puede afectar a una sociedad.

Hace poco afirmó el gobernador electo de Antioquia que a su juicio la paz resulta del imperio de la ley en todos los rincones de la patria. Pero lo que se obstina en predicar el gobierno central es lo contrario, vale decir, el desmoronamiento de la legalidad que debe sostenerse gracias al monopolio de la fuerza por parte del Estado.

Este es un principio capital de la filosofía política y el derecho público. Pero el inquilino de la Casa de Nariño se obstina en desconocerlo porque el ejercicio coactivo de la autoridad podría generar efectos colaterales como los que tan acerbamente les ha censurado a quienes lo han precedido en el cargo.

Recuerdo un libro humorístico que leí hace muchos años: "Memorias del Padre Eterno", de Pierre Henri Cami (vid. Memorias del padre eterno - Cami - Google Libros). En su relato sobre la rebelión de Luzbel y los ángeles que lo secundaron, para no desdecir de su carácter amoroso, el Padre Eterno los confronta con una legión de ángeles besadores comandada por san Miguel Arcángel. A los fuegos de los futuros habitantes del infierno ellos respondían con besos, tal vez los que describe un tangazo que cantaba Gardel: "Besos que matan".

Sólo le falta al delirio del que nos desgobierna que organice batallones de soldados besadores que convenzan a los amos del delito para que se ajusten buenamente al orden legal y cesen en sus depredaciones. Los 100.000 jóvenes a quienes se les pagará para que no delincan podrían iniciarse en tan benigno programa.

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(2) El reverso de Dale Carnegie

Jesús Vallejo Mejía

Hace años se difundió copiosamente el libro de Dale Carnegie titulado "Cómo ganar amigos e influir sobre las personas"  (Microsoft Word - Carnegie, Dale - C\363mo ganar amigos e influir sobre las per\205) (vinolas.cat)

Es probable que el que nos desgobierna no lo conoce ni por el forro. Pero es lo cierto que practica todo lo contrario de lo que recomienda ese famoso libro. Pugnaz, envidioso, disociador y resentido, hace enemigos a mil por hora. Su archivo de trinos es, como lo he observado en otras ocasiones, más bien de graznidos o aullidos. Insulta, calumnia y vierte veneno sin reato alguno. La maledicencia es uno de sus rasgos característicos.

Recuerdo que en la "Teoría Pura de la Política" Bertrand de Jouvenel ha hecho hincapié en que el secreto del buen ejercicio del poder radica en aunar voluntades para las causas que se emprendan, mas no en enajenarlas. Pero el actual inquilino de la Casa de Nariño aplica la antítesis de esa recomendación, pues se regocija con las desavenencias.

Se cuenta que un día salió a pasear por los alrededores de la plaza de Bolívar y se topó con dos lustrabotas que estaban engarzados en una pelea dándose golpes con sus respectivos utensilios, Se acercó a ellos para preguntarles si su conflicto era muy personal o podría participar en él. Bueno, "se non è vero, è ben trovato".

Una de sus más recientes escenas de pugilato tiene que ver con el fiscal Barbosa. Vid. El fiscal Francisco Barbosa retó a Gustavo Petro: “Si el Presidente quiere un enfrentamiento, yo estoy listo a darlo en cualquier momento” - Infobae; Urgente: Fiscalía responde con hechos a Petro que dice que usan la entidad para “exportar cocaína”. Funcionario cuestionado fue trasladado (msn.com)

En la Criminología se trata sobre los fronterizos del delito. Se habla de quienes bordean la ley penal e incluso la trasgreden, pero procurando no dejar huella de sus actos o encubriéndolos de diverso modo,

¿Cuántos delitos cometió dentro de su militancia en el funesto M-19? Vaya uno a saberlo. ¿Hubo otros con posterioridad al acuerdo de paz con esa horrible organización criminal? ¿Sigue habiéndolos? Hay indicios. Desafortunadamente, la justicia no investigó a fondo el "putsch" que hace pocos años pretendió derrocar al entonces presidente Duque, promovido más o menos subrepticiamente por el que hoy lo ha reemplazado en el cargo, lo que debería haber dado pie tan sólo a alguna imputación a título de asonada, según el art. 469 del Código Penal.  Como tampoco se ha investigado la falsedad documental en que alguien incurrió para desaparecer del expediente respectivo la sentencia condenatoria cuya copia auténtica habría dado lugar para que no pudiera aspirar a la presidencia de la república.

¿Se configuran la injuria o la calumnia en las agresiones verbales y escritas que viene lanzando, por ejemplo, contra el fiscal Barbosa y la vicefiscal Mancera?

Es asunto del que debería ocuparse la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes, lo mismo que de lo concerniente a la reiterada indignidad en el ejercicio del cargo que se configura por una tenaz intemperancia que ofrece pésimos ejemplos en torno del buen funcionamiento de la institucionalidad. Por ejemplo, lo de andar fustigando a quienes cumplen con sus deberes constitucionales y legales cuando sus decisiones no le agradan.

Si la Constitución proclama que el Presidente de la República simboliza la unidad nacional (art. 188) y lo que hace es promover su disolución con sus palabras y sus obras, algún efecto jurídico han de tener esas graves trasgresiones.

El efecto político ya está dándose, con el repudio que en diversos escenarios se pone de manifiesto en su contra. Pocos lo admiran, dado que es muy poco lo que exhibe que sea merecedor de admiración. Y muchos lo desprecian, porque es mucho lo que encuentran digno de censurarse con severidad en su talante y sus comportamientos.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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