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Juan David Escobar Valencia

Por culpa del comunismo, millones de humanos han sufrido y siguen sufriendo: penurias, aniquilamientos, violaciones, hambre, humillación física, degradación espiritual, pobreza institucionalizada y exterminio del deseo de vivir. Además de ser un modelo inviable, ni siquiera apto para hormigas, y con errores estructurales tan severos que ha demostrado históricamente ser un fracaso a costa de las personas y la economía, de igual manera la misma naturaleza humana tarde o temprano lo derrota. No sin razón Václav Havel, el dramaturgo y primer presidente postsoviético de la República Checa, dijo: “el comunismo fue derrocado por la vida, por el pensamiento, por la dignidad”.

Si alguien tuvo que sufrirlo en carne propia, por años y con la capacidad intelectual para describir los horrores de este modelo asesino, fue el Premio Nobel de Literatura, Aleksandr Solzhenitsyn. Solo él pudo describir al comunismo tan perfectamente cuando dijo: “Ser comunista, inteligente y bueno es totalmente incompatible. El que es inteligente y bueno no es comunista. El que es comunista y bueno no es inteligente. Y, por supuesto, el que es comunista e inteligente, es imposible que sea bueno”.

Tan catastrófico es el comunismo que ninguno de sus jurásicos seguidores con ánimo de lucro usa el término en público; intentan que no se sienta la podredumbre propia de esa ideología disfrazándola de “socialismo del siglo XXI”, “modelo alternativo” y otros eufemismos, como “progresismo”, para despistar a los incautos que, por “cambiar” o por ignorancia, permiten que este nefasto sistema se implante. No olvide que “carterista” es a cartera lo que “progresista” es a progreso.

Colombia ha estado exenta de caer en esta desgracia, pero la astucia de sus promotores, que se aprovechan de las necesidades de la gente en dificultades, tiene a un sector considerable del país tan engañado que existe la aterradora posibilidad que lleguen al poder.

El candidato de esa desgracia potencial se ajusta perfectamente a lo dicho por Solzhenitsyn y, adicionalmente, a casi todas las características individuales que conforman las tres combinaciones de su frase. El marxista de caviar que aspira a mandar el país no es ni inteligente ni bueno, pero sí comunista. Muchos todavía confunden la malicia con la inteligencia. Sus propuestas les parecen a algunos geniales, pero si se estudian con detalle, se descubre que son equivocadas, inviables y contraproducentes para los pobres, como lo demuestra la historia. No es una buena persona. Sus víctimas, sus excompañeros de lucha y quienes han hecho alianzas con él en el pasado, ninguno habla bien del sujeto. Por algo será. Ni siquiera se borra su malevolencia con que él mismo diga que es Dios o con que sus secuaces del diario El País de Madrid expresen que: “su preocupación por los pobres viene del cristianismo y no del marxismo”.

No caigan en la trampa de un comunista multimillonario y populista irresponsable que no tiene a los pobres como propósito una vez se vuelva presidente, sino como materia prima para volverse presidente. Pícaro.

https://www.elcolombiano.com/, Medellín, 06 de junio de 2022.

Publicado en Columnistas Nacionales

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