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Pedro Aja Castaño   

Pero en el caso de un proceso de paz, la palabra “paz” no puede ser confundida con “conversión”, como si se tratara de un camino espiritual. El general prusiano Von Clausewitz definió la POLÍTICA como la continuación de la guerra por otros medios; por lo tanto, EL PROCESO DE PAZ DE COLOMBIA, en esta etapa, se puede interpretar como la continuación de la GUERRA por otros medios. (LA CONTINUACIÓN DE LA GUERRA POR OTROS MEDIOS, Aldo cívico, 23 de octubre de 2012, El Espectador)

En entrevista del General (r) Jorge Enrique Mora con la W nos enteramos de su libro LOS PECADOS DE LA PAZ – Vivencias y convicciones de la guerra y la paz en Colombia, Planeta, diciembre 2021 que ya tiene una gran demanda según me dijo el vendedor de Panamericana.

Al abrirlo al azar lo primero que leí fue el PENSAMIENTO PREMONITORIO de los riesgos diversos para   el General en su primera reunión con Santos, en la que presintió su manipulación, como evidentemente ocurrió. Por lo que Semana destaca por encima del logotipo como parte de la portada: “Libro: El General Mora se despacha contra Santos”. Compré la revista por la despachada, no por la cara brava de César Gaviria, echándole vainas a Alejandro Gaviria, con un mensaje repelente que revela su esencia.

De la entrevista radial el general dijo que la gente va a la guerra para lograr la paz. Prueba de ello es el video de un policía saltando de alegría porque pasará Navidad con su familia al haberse ganado en una rifa el permiso para hacerlo. Entonces para el Ejército la paz es un objetivo para que la sociedad viva de manera normal; pero para la subversión es una estrategia política para llegar al poder y desde allí rematar al enemigo.

Ahora bien, para los griegos ‘pecado’ se decía ‘hamartia’ que significa ‘fallar en la meta, no dar en el blanco”; en hebreo la palabra común es ‘jattá’th’  que también significa “errar” en el sentido de no alcanzar una meta, camino, objetivo o blanco exacto. Pero ‘pecado’ en la cultura cristiana es una transgresión voluntaria de los preceptos religiosos. Y no hablemos del pecado social que es el caballito de batalla de la subversión en el que se mezclan ciencias sociales con una trascendencia en la que los mamertos no creen.

Teniendo en cuenta lo anterior, el Ejército, como institución, cumplió con su deber constitucional, derrotando a la guerrilla; es decir, dio en el blanco. Por esa razón la guerrilla se sentó a negociar. ¿Por qué? Porque su objetivo es realmente la guerra política. Y lo que sigue fue la primera trampa abierta contra la institucionalidad.

El 23 de abril de 2015 Las 2orillas publicó: ¿Qué pasó en la reunión de Sergio Jaramillo con los empresarios?   

Esto fue lo que les dijo el alto comisionado de paz (Si ese tipo es alto comisionado de la paz, yo soy Einstein): ‘’Tenemos una noticia triste que nos ha dado el Fiscal quien dice que de los procesos de justicia y paz han salido 13 mil noticias criminales que involucran a empresarios, y eso tiene que ver de todas maneras con el conflicto. ¿Qué es lo que vamos a hacer exactamente? Hay que reconocer que hay una falta de concientización de lo que significa la terminación del conflicto en muchos sectores incluyendo el empresarial. Hay que mirar ese tema delicado pero inevitable de mismo empresariado’’. Jaramillo claramente no quería que esto se conociera públicamente, razón por la cual les pidió a los periodistas que se retiraran. Sin embargo, el periodista de Red Más Noticias permaneció en el recinto y grabó la información.

Ahora bien, en la página 445 del libro el General llama SIMPLES REFLEXIONES PARA EL EQUIPO QUE SE ENFRENTA A LA RECTA FINAL cuyo meollo es LA DURA ESCUELA SOVIÉTICA DE NEGOCIACIONES que tiene como lema: LA MEJOR DEFENSA ES EL ATAQUE, cuyas estrategias se han utilizado permanentemente contra la sociedad.

  1. Permanecer a la defensiva y reclamar para lo cual se utilizan posiciones iniciales extremas con un  pliego contiene solicitudes absurdas.
  2. Como táctica se minimizan las concesiones del oponente. Se trata de desmoralizarlo haciéndolas ver como debilidad, antes que como un esfuerzo para buscar acuerdos.
  3. Lo mío es mío, lo tuyo es negociable Demorar las pocas concesiones que se otorgan.
  4. El poderoso chantaje. Se desbordan las emociones, de manera real o fingida.
  5. El negociador tiene poca autoridad o es limitada por lo que  son muy pocas las concesiones que pueden hacer.
  6.  Desconocer cualquier clase de plazo.
  7. Amenaza para obtener resultados. La amenaza debe ser parte importante de la argumentación.
  8. Desafío físico y psicológico. Antes de una negociación trata de menguar psíquica y físicamente a tu adversario.
  9. Que el otro dé el primer paso. Nunca des el primer paso, déjale esa tarea a tu contraparte.
  10. ¿Qué dejaron las negociaciones con las Farc? Desencanto y rabia.

Pero recordamos bien el contexto de las negociaciones.  Santos y Sergio Jaramillo utilizaron la estrategia Nº 7, LA AMENAZA; Santos amenazó con la guerra urbana de las Farc, si no accedíamos a sus caprichos; y Jaramillo chantajeó a los empresarios con los paramilitares. A los militares se les ha venido menguando con la guerra jurídica; y los que han dado el primer paso para negociar han sido los de  la sociedad civil. (Estrategia 9)

Ahora bien, esta negociación se convirtió en parte del paisaje con un mundo permeado por LAS TRAMPAS DE LA  POSTVERDAD. Una  libertad ficticia para disfrutar de  la vida y nuestros derechos porque la subversión está a la orden del día en las costumbres y las instituciones. Las guerras económicas a muerte en las que los protagonistas sonríen. La prensa está en manos de conglomerados lo que facilita la divulgación solamente de lo que conviene, siendo entonces las redes sociales el campo favorito de la postverdad.  La corrupción política facilita la infiltración de la subversión en todos los estamentos con sus engaños. La inestabilidad constitucional es manipulada y los protagonistas son los charlatanes. Lo que desemboca en  la triste ausencia de pensamiento crítico en la educación y la sociedad.

Si queremos un termómetro de la situación actual, diríamos que la razón no existe, sino que está regida por el me gusta / no me gusta; por lo tanto lo que manda  son las postverdades de la diversión, los deportes, la farándula,  el sexo, la violencia, la droga, las pasiones desatadas; es decir, la decadencia. El dinero es la nueva religión. Y para rematar ahora los mamertos quieren falsificar la historia colombiana para que nos olvidemos de sus monstruosidades y ‘pecadillos’, queriéndose sentar en la cátedra de la moral.

Todo lo anterior es el producto de la propaganda de las ideas del siglo 20: darwinismo, marxismo, socialismo, fascismo, liberalismo, anarquismo, existencialismo, y la práctica de toda clase de guerras y experimentos antinaturales que nos muestran apenas la punta del misterio de la iniquidad, lo que ha desembocado en una diversidad de mundos absurdos en donde la verdad no importa,  porque no existe; todo ello contribuyendo a la subversión cultural para la destrucción de la sociedad cristiana occidental. Y todo lo anterior lo utiliza la subversión a través de sus cajas de resonancia en los medios,  en una permanente diatriba contra la sociedad y el estado que nadie defiende.

Por lo que todo desemboca en el REINO POLÍTICO O SOCIAL DE LA POSTVERDAD,  que implica la distorsión deliberada de una realidad en la que priman las emociones y las creencias personales frente a los hechos objetivos, con el fin de crear y modelar la  OPINIÓN PÚBLICA e influir en las actitudes sociales, tal como lo define la Real Academia Española de la Lengua (RAE).

Ahora bien, en la cultura política se denomina política de la postverdad (o política postfactual) a aquella en la que el debate está enmarcado ya no en apelaciones, o razones,  sino en las emociones, desconectándose de los detalles de la política pública, y por la reiterada afirmación de puntos de discrepancias en los cuales las réplicas fácticas o hechos, son ignoradas. La postverdad se diferencia de la tradicional disputa y falsificación de la realidad o veracidad, dándole una importancia “secundaria”. En resumen, sería la idea según la cual “el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad.”

Entonces para crearse esa falsa realidad para sí mismo y sus secuaces, Santos se engañó a sí mismo con un escenario respetable que se llamó “Proceso de Paz” y para ello nadie mejor en la persistencia de una falsedad que los negociadores de las FARC y sus características.

El General Mora perfiló a los negociadores de las Farc así: Márquez: el político militar del equipo; por eso se fue al monte con su postverdad. Santrich ideólogo, doctrinario, cínico, problemático. Granda: negociador, doctrinario, recalcitrante. París: negociador, doctrinario, recalcitrante. Calarcá: negociador, con discurso, recalcitrante. Zamora: ningún aporte diferente al uso de las armas. Tanja: la holandesa en el lugar equivocado; la utilizan y manipulan; juega a la guerra matando inocentes en su papel de guerrillera. Al final renunció al partido cuando se dio cuenta de su estupidez.

Entonces la complejidad de una falsa paz mediada por la postverdad de cada quien, creo sus trampas: La primera fue la mermelada santista  que corrompió algunos medios en bien de la patria; la segunda fue el robo del no por la paz; y por ahí siguieron la indecisión militar de algunos favorecidos con puestos;  la soledad del héroe que debilita la moral militar, el descontrol de la guerra, las pérdidas que justificaban lo atroz, las trampas del narcotráfico y la riqueza fácil, la rigidez de criterios; así surgieron los ‘haters’ de oficio; el narcisismo de los terroristas patrocinado por ciertos medios; las trampas del discurso inútil ante una opinión desentendida; pero sobre todo, LA TRAMPA DE LA INGRATITUD con los héroes de la patria.

Eso llevó al General Mora a cuestionarse si había valido la pena dedicarse a la defensa de la patria, comenzando con el ex presidente Santos que lo engañó. ¿De todo ello qué queda?  Los verdaderos pecados que cada quien se llevará a su tumba y los engaños de la postverdad para enfrentar al que todo lo sabe y es experto en dilucidar y probar las mentiras de los avivatos  de siempre. Ahora está de moda la postverdad del Coronavirus que se toma en serio porque está de por medio la vida. Y si no me creen vean lo que dice el Profesor Google: COVID- 19: The First Post-truth Pandemic – NCBI que afecta la credibilidad de la ciencia, la ‘diosa’ del siglo 21.

Ahora bien, dicen por ahí que este es el final de los  tiempos, pero no el fin del mundo. Quizá sea el final de los tiempos de la razón, el sentido común  y las buenas costumbres en el que se ve surgir el  NUEVO HOMBRE DIOS DE SU CAPRICHOSA VOLUNTAD; es decir, la infantilización o regresión de la humanidad con la esperanza que la ciencia lo vuelva inmortal. Ese sería el infierno del futuro; el NUEVO ORDEN MUNDIAL, de los estúpidos.¿Por qué? Al desaparecer Dios y sus leyes divinas que establecen el ORDENAMIENTO MORAL, cada quien podrá hacer lo que le dé la gana que será la NUEVA NORMALIDAD. Y si eso llegara a ser así, alguien tendría la excusa perfecta para remplazarnos por ROBOTS.

Publicado en Columnistas Nacionales

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