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Pedro Aja Castaño   

La tolerancia llegará a tal nivel que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles. F. Dostoievski 

La portada del 21 de noviembre de 2021 de Semana nos trae una brecha en el medio en cuyo fondo se ven unas frases que no dicen nada entendible. A cada lado de la brecha están las fotos del expresidente César Gaviria y el candidato presidencial Alejandro Gaviria. Leemos a través de la brecha: ¡ROMPIERON! Y en páginas interiores el exrector se explica a sí mismo mediante una entrevista. ¿Nos creen tontos? En política, cuando los políticos son inteligentes, piensan en el país y se negocia; cuando no, rompen. Otros, sencillamente, engañan.

Sin embargo, en este merequetengue, la carátula de Semana es una revelación espontánea de lo que en realidad hay detrás de las alianzas políticas en donde no hay independencia para tomar decisiones porque existen, quiéranlo o no, compromisos.  Para la galería la revista presenta la pelea, que es lo que se vende; pero el meollo es la maquinaria política que maneja Cesar Gaviria y que no querría soltársela al advenedizo tocayo independiente, es lo que cuenta.  Ya veremos por qué. 

 Cuando se es joven se entre a la política por un ideal, pero… ¿por qué ese ‘ideal’ termina convirtiéndose en una actividad que se parece a un NEGOCIO? Porque la política no se puede ejercer sin poder político, y ese ejercicio se hará de acuerdo con la esencial y verdadera condición de cada persona. Entonces, si la condición básica es el odio de clases, como sucede en el marxismo, el resultado será ver al ser humano como enemigo y gobernar será un asunto de fuerza e imposición por las armas.  Pero si la inteligencia, principios y valores son la condición esencial del gobernante, entonces ese gobierno buscará la forma de que las personas hagan, libremente, lo que el gobierno desea para beneficio de todos. Este proceder sencillo recibe diferentes nombres, entre ellos, democracia. El otro, el marxista, se llama dictadura.

Ahora bien, una cosa es un negocio empresarial; y algo muy peculiar el ‘NEGOCIO’ de gobernar. Como primera medida al gobierno se accede por elecciones en las cuales unos ganan y otros pierden; ese resultado de por sí convierte el ‘negocio’ de gobernar en batalla, antes y después de las elecciones. Se dice que la batalla es por el pueblo; pero eso es mentira porque en todo negocio se pone billete, el pueblo solo pone votos  y esfuerzo gratuito, por lo que hay que recuperar el billete y ganar.

Por otra parte, el que está en el gobierno llegó allí por una organización partidaria encabezada por un jefe que es el verdadero poder detrás del trono. Ese jefe puede ser el representante de un grupo autocrático que cuenta con suficientes votos para mantener el control político y administrativo de un municipio, ciudad o distrito, departamento o país. Ese control total solo lo logran las dictaduras mediante la fuerza, la amenaza. 

El otro sistema es la ‘seducción’ o complacencia del votante o la ciudadanía lo cual es muy difícil, porque lo que rige ese sistema son las emociones, conveniencias, acuerdos, intereses, peculiaridades de los negociantes, etc.; es decir, la condición humana real, cambiante, buena o mala, difícil. Ahora bien, en toda POLÍTICA BUENA Y CREATIVA existen dos clases de lealtades que son difíciles de ejercer. En la política mala no existe ninguna de las dos primeras y más bien se da una tercera de conveniencias rodeada de mentiras y simulaciones.

 LA LEALTAD Nº 1   está conformada por el PEGAMENTO ORIGINAL DE LA VIDA que  es la  genialidad de la creación  que nos dio origen, unió a nuestros padres en felicidad. Está basado en el bien, las creencias legítimas, principios y valores, buenas costumbres y creatividad; amistad, trabajo honesto; es un pegamento que mantiene unidas las relaciones en tiempos difíciles. Es el pegamento con el que se construyen comunidades buenas, el que forma familias, instituciones, sociedades y países.

LA LEALTAD Nº 2 se basa EN EL COMPROMISO PARA LA SOLUCIÓN DE LOS PROBLEMAS que son recurrentes en todos los países y que se convierten en banderas de campañas políticas. Esos problemas se vienen afrontando a medias o ignorando por completo. Ellos son: Inseguridad y delincuencia; PAZ, pobreza, desigualdad, corrupción, justicia, desempleo, hambre o dificultad de acceso a los alimentos, escasez de agua, tugurios, salud pública, espacio ciudadano, dilemas morales públicos, educación pública de baja calidad, discriminación, machismo y violencia contra la mujer, sistema de salud, calentamiento global, ambientalismo, etc. Esta lealtad busca resolver los problemas naturales de relación entre la diversidad de pareceres, pero siempre mantiene en mente un BIEN COMÚN SUPERIOR: los otros, el grupo, la patria, la naturaleza; es decir esta permeado por un altruismo difícil en el que hay renuncias y ganancias, pero es el que permite SOLUCIONAR LAS DIFERENCIAS.

LA LEALTAD Nº 3 se basa en la duda o suposiciones cuestionables, carencias morales, conveniencias, vínculos afectivos de funcionalidad pragmática, identidad social amañada, interacciones políticas desventajosas y un  concepto de  respeto / irrespeto normal del electorado según las circunstancias, por lo que  solucionar algunos  problemas de un país, puede rondar la peligrosa frontera del ‘COMO SEA’, que nos acercaría peligrosamente a una dictadura al carecer ese pegamento  de principios y valores.

Ahora bien, la vida real está conformada por seres con esas tres lealtades distribuidas en diferentes proporciones. Y de esa manera están organizadas las maquinarias políticas. Entonces las preguntas son: ¿A qué son leales los dos Gaviria en el entorno difícil de Colombia? César es leal a una maquinaria de partido; Alejandro a su peculiaridad con la que cree resolver los problemas. Pero… ¿En qué se basa EL PEGAMENTO de la política colombiana? ¿Será por ello qué no se entendieron  los Gaviria? Pero, si el país hubiera estado por encima de sus intereses, HABRÍA FUNCIONADO EL PEGAMENTO. ¿O es que ustedes no han sabido de parejas que no se divorcian porque existe el BIEN SUPERIOR de los hijos, siempre y cuando exista la posibilidad del perdón? Pero veamos un ejemplo real.

ÁNGELA MERKEL es un buen ejemplo del ejercicio de las dos primeras lealtades más unos atributos morales difíciles de conseguir en estos tiempos, respaldada la dirigente por INSTITUCIONES que tienen al país por encima de mezquindades porque lo aprendieron mediante dos guerras. Ángela no discute pendejadas, hace cosas. No se deja enredar por ninguna ideología porque el hambre y la vida no son de derecha ni de izquierda, al igual que las carreteras, la realidad. Así se forja la BUENA POLÍTICA. Y yo estaría de acuerdo con los EQUPOS POLÍTICOS, que no las maquinarias, si ellos compitieran o representaran los primeros dos tipos de  lealtades para solucionar los problemas anteriores y convertir así la sociedad en un GRAN EQUIPO GANADOR.

Pero no es así, porque esas lealtades y compromisos  de sentido común  solo se mencionan para las elecciones.  Desde luego que esas dos lealtades unidas se han dado en ciertos períodos históricos que son aquellos en los que los países dan un gran vuelco para su transformación. Cuando Colombia se había convertido en un país inviable por culpa del narcoterrorismo, todos los partidos decentes se unieron en contra del enemigo común promovido por una estructura narcoterrorista respaldada con su propio CLIENTELISMO SUBVERSIVO OBLIGADO  que se ha querido combatir con las dos primeras lealtades y  las armas. Pero esta lucha en el que pueblo es la VÍCTIMA  se vuelve difícil porque entre la subversión y la sociedad hay un intermediario que se llama…

CLIENTELISMO POLÍTICO, EL PRIMER PASO PARA LA CORRUPCIÓN POLÍTICA. Aquí ya no hay lealtades. ¿Por qué es letal  el poder de  ese MAL? La vida natural nos lo enseña con lo que le pasa al cuerpo humano. Cuando el cuerpo hiede es porque la corrupción de la muerte ha establecido el decreto final de su desaparición. De la misma forma, cuando  en una sociedad desaparece la primera lealtad, empieza la decadencia vital que hace difícil la segunda.  Pero con la sociedad no es tan fácil su destrucción. Porque a pesar de que se da  en ella el poder entretejido de la subversión, también existen  las dos PRIMERAS  LEALTADES que la mantienen viva, aunque a veces esa vida tenga una apariencia mecánica y cansada.  Por lo que si renunciamos a ellas, la sociedad podría convertirse en un conjunto de muertos vivientes, o zombis. Es lo que están pretendiendo hacer unos locos volviendo obligatoria una vacuna, siguiendo con el pasaporte, el permiso para… lo que se les ocurra, el no disentir bajo amenaza de… etc.; y para ello tienen una arquitectura digital omnipresente que pretende saberlo todo para modificar la conducta. Esta batalla definirá el futuro significado de la vida. Pero todo lo anterior comenzó con la corrupción de las conciencias. 

Ahora bien, el  poder de la corrupción en un proceso electoral,  se desarrolla mediante una amplia telaraña de influencias para intercambiar favores por votos, sin transgredir la legalidad lo que es inmoral. Pero la subversión lo hace.  Ese intercambio crea una relación de confianza / lealtad / alcahuetería entre el PATRÓN y  la subversión por lo que se dice  que en Arauca el ELN es un estado de facto.

Y esto se da bajo una asimetría de poder debido a la cooptación del estado por la mafia, o la subversión, que crea una desigualdad de condiciones. Así, el clientelismo tiene un carácter particularista, genera beneficios sectorizados, dándole confianza a grupos sociales o subversivos, ya que se empiezan a recibir prebendas que no se hubieran podido adquirir por otra vía para el beneficio de la comunidad. Esa corrupción se caracteriza por emplear las instituciones y presupuestos públicos para producir beneficios privados, realizando intercambios económicos por favores.

El clientelismo puede ser ilegal y clandestino; o abierto y descarado.  Se basa en la deslealtad y la traición, apoyado por el soborno y la extorsión. Y todo esto produce inquietud porque va en contravía de las conductas aceptadas para el desarrollo de la actividad pública. Por eso en todas las campañas se PRESIENTE LA INFLUENCIA Y SOMBRA DEL CLIENTELISMO que, como un cáncer, todo mundo sabe que existe, pero pocos conocen su estructura para denunciarlo y tratarlo con la medicina correcta.  Por eso es fácil vender su ‘ilusión’ de enriquecimiento rápido.

Con ese primer paso del clientelismo político, se entra en las LIGAS MAYORES  DE LA CORRUPCIÓN POLÍTICA SUAVE   en la que se recluta la pericia y el peritazgo de los mejores abogados para defender los delitos de los tres sistemas de la democracia, convirtiendo esas mentes brillantes en peones de la mafia. ¿Y quién quita que cierta corrupción en los servicios secretos o el ‘profesionalismo’ de oficinas privadas, suministren los afianzamientos del chantaje moral permanente de esos pobres incautos?  

Se deriva de ello, que  si bien en Colombia el interés del ‘elector’ puede ser el de ciertos grupos económicos, también puede serlo el de la mafia que aspira a cooptar el estado por lo que se establecen vasos comunicantes con la estructura de la contratación estatal. Por otra parte,  las redes sociales o medios pueden manipularse para convertirlos en   los grandes agentes de influencia   de grupos étnicos o ideologías políticas y con ello favorecer la llegada al poder del candidato ‘correcto’. Además, como el estado es el gran empleador, los partidos políticos, disidencias, grupos ilegales,  se pelean la vaca lechera. Esto da lugar a los CANDIDATOS DEL SISTEMA que tiene que ser alguien que  garantice la satisfacción de todos los apetitos.  Por lo tanto, si los INDEPENDIENTES que no son parte del sistema le quieren quitar la cuchara a los que la están usufructuando, esa  cuchara puede ser peligrosa  y con ella no se juega.

Ahora bien, siendo las campañas electorales un escenario de decisiones difíciles para el electorado y los competidores, hay cierta tendencia de hacer preguntas o escribir sobre asuntos incómodos tocando temas controvertibles o prohibidos, sobre los escenarios prevalentes, que obligan a los candidatos a asumir responsabilidades. Si esas personas no están interesadas en pensar creativamente y solucionar los problemas de manera honesta y transparente, que se vayan con su maquinaria política a freír espárragos a otra parte. Ese va a ser el SHOW DE LAS VANIDADES de las próximas elecciones que ya comenzó con un divorcio inexplicable, pero  en el que también pueden darse contubernios indecorosos,  si no se tienen en cuenta las dos primeras lealtades.

Publicado en Columnistas Nacionales

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