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Álvaro Jiménez Guzmán

A raíz de los 25 años de la Asociacion de pensionados, ASOPEN—constituida en 1996, integrada por pensionados o jubilados de ISA y sus empresas derivadas--nuestro Asociado e Historiador Luis Efraín Mosquera, realizó una portentosa compilación sobre “La Constitución colombiana de 1821. Personajes y desiderátum”. Para hablar de los doscientos años construyendo Nación desde las leyes, el libro presentado es el resultado de una rigurosa investigación de varios Historiadores, que recopila el contenido del “Octavo Ciclo de Historia”, como homenaje conmemorativo de ASOPEN al Bicentenario del Congreso de la Villa del Rosario de Cúcuta de 1821, que permitió la creación de la Republica de Colombia, en las palabras de AGRADECIMIENTO, de su presidente, José Alberto López.

Desde su “PREÁMBULO”, Luis Alejandro Luján Villegas, dice que este libro se estructura en dos partes: “PERSONAJES” y “CONSTITUCIÓN”, porque la conjunción de ellas permite al lector, de un lado, aprehender que la Historia es “la ciencia del hombre, ciencia del pasado humano”, y si es la ciencia del hombre también lo es para los hechos, según lo advierte el investigador francés Lucien Febvre, pero de los hechos humanos.

Luis Efraín Mosquera, en el acápite “Antonio Nariño, su vida y la Constitución de Villa del Rosario de Cúcuta de 1821”, resalta la azarosa vida de Nariño, no solo desde el punto de vista personal por su delicada salud, sino por sus aspectos cultural, social, pero especialmente por su ideario político, que le acarrearon profundos sentimientos encontrados entre sus paisanos. Muestra de lo que se ha denominado la polarización política, condición que hemos vivido en Colombia desde la época de la Independencia. Luego de la narrativa sobre el papel de Nariño en la instalación del Soberano Congreso Nacional en la Villa del Rosario de Cúcuta, Luis Efraín concluye, con su muerte, en Villa de Leyva, que fue una intensa e increíble vida de personaje de novela.

En el papel de Simón Bolívar en la Constitución proclamada en la Villa del Rosario de Cúcuta de 1821, Rafael Rubiano Muñoz destaca que, del acento guerrero y bélico, se pasó a lo oral y a las letras impresas o escritas “Heredar no es hurtar”, según lo proclamó Pedro Henríquez Ureña, en su Utopía de América, cuando estableció la relación entre las letras y la política en nuestro continente, y concibió que en la tradición del pensamiento latinoamericano se vertió el pensamiento de Bolívar. Y plantea que la primera conclusión que se deriva del ejercicio atento sobre el papel de Bolívar en la Constitución de 1821, es que procuró mantener una línea ideológica coherente, entre su sueño de la América Unida y la noción de República de Colombia, que fue madurando a fuerza de decepciones y frustraciones, de golpes de contrariedades o contradicciones, muchas de ellas por su obstinado rigor, que no era solamente militar, sino intelectual y, por su entorno, sin duda, plagado de contingencias y de disparidades étnicas , raciales, sociales y, por supuesto, regionales y culturales. Lo cierto es que el Libertador, en su empeño de descolonizar estas tierras del legado español, no pudo zanjar la variedad de la naturaleza (hombres, geografía, costumbres y mentalidades), que pretendió darle unidad e integración, siempre contando con la pluralidad, pero en medio de pasiones y ambiciones personales.

En “EL General Santander y la Constitución de 1821”, Rodrigo de J. García Estrada y Luis Efraín Mosquera Ruales, establecen que el general Francisco de Paula Santander es una de las figuras representativas de la generación de la Independencia y encarnó en su personalidad aquellos atributos que mejor expresan el pensamiento y la racionalidad política de los criollos neogranadinos. Aquellos que hicieron su propia interpretación del sueño grancolombiano y que encabezaron el proceso de construcción del Estado y la administracion pública, a partir de la constitución y las leyes, y en su mayoría republicanos convencidos, así como enemigos de la dictadura y de los sueños monárquicos de Bolívar. 

Termina este interesante libro con un tema de Renzo Ramírez Bacca: “El congreso constituyente y la Constitución de 1821: Principios, Sufragantes, ‘Electores’ y Poderes, y Ricardo Zuluaga Gil: “La Gran Colombia: un drama constitucional en cuatro actos”.

La invitación es a leer de manera concienzuda este texto de historia de Colombia, con la portada extraordinaria de una iglesia centenaria, pero fresco, recién salido del horno intelectual, con el apoyo del Grupo de Investigación sobre Historia Cultural, “Kultur”, de la Universidad de Antioquia.

Publicado en Columnistas Nacionales

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