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Miguel Uribe Turbay*      

Es innegable que los colombianos queremos cambio. Queremos cambiar la corrupción por integridad, la pobreza por oportunidades y la violencia por la paz. Por supuesto que queremos cambio, pero el que necesitamos es el que mejora lo problemático y protege lo que está funcionado.

Sin embargo, parece popular el planteamiento del Gobierno de Petro: destruirlo todo con el pretexto de cambiar lo que no sirve. Esta propuesta es muy peligrosa. Ojo, que podemos perderlo todo, lo poco o mucho que tengamos y cuando nos demos cuenta, podría ser demasiado tarde.

Para justificar sus propuestas Petro acusa a quienes no lo respaldamos de defender el Statu Quo, pues le conviene insistir en esta dicotomía entre pasado y futuro, manipulando en beneficio de sus intereses.

Lo que diferencia al Gobierno de la oposición, no es el espíritu de cambio, es el ánimo de destrucción del presidente. Nosotros queremos cambio, pero no destrucción. Petro lidera una vendetta, un Gobierno para acabar con todo lo que sea necesario, aún incluso lo que conviene a los colombianos de menores ingresos.

Por ejemplo, la retórica del supuesto “cambio” que él representa busca mejorar las condiciones de los ciudadanos más pobres a costa de los más ricos. No obstante, más que profundizar el resentimiento social, no ha logrado mejorar en nada la situación de los que dice defender. Es más, está haciendo lo contrario.

Con la tributaria aceleró la inflación y castigó a los mas pobres con más impuestos; con la reforma a la salud va a poner en riesgo la vida de los colombianos; y con la pensional y laboral, condenará a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes, a la informalidad y el desempleo.

El “cambio” que prometió Petro no llegó. Se alió con los que siempre criticó y acogió a los corruptos y violentos en su Gobierno. En pocos meses hemos sido testigos de gastos suntuosos y derroche, como los cubrelechos de plumas y las fiestas de la vicepresidenta. Ni hablar de los nombramientos de inexpertos e irresponsables.

Es decir, Petro utiliza el “cambio” como estrategia, no como propósito. Lo utiliza para manipular a la ciudadanía con falsas promesas. Tanto así que ante el fracaso como gobernante ahora pretende sacar a los contratistas y comunidades que se benefician de los programas del estado para una concentración en la Casa de Nariño, tal como lo hizo durante su Alcaldía.

Esta movilización no es una manifestación espontánea de respaldo, ni un esfuerzo para profundizar la democracia participativa. Es una oda al ego de Petro y una cortina de humo para seguir utilizando el “cambio” como discurso.

Así las cosas, se evidencia que la verdadera intención de Petro es fortalecer su proyecto político justificando su retórica a costa de sus electores y las comunidades que dice defender.

Por eso, le pedimos al presidente y a su Gobierno, que lideren el cambio que SÍ necesitamos. Ese que deje las prácticas corruptas que desafortunadamente hoy se mantienen. El cambio que genere oportunidades a partir del esfuerzo, el trabajo y la educación y no el asistencialismo politiquero que hoy proponen. El cambio que nos lleve a la reconciliación y el progreso a las regiones, y no el “cambio” de valores con el que hoy premian a narcos y a bandidos.

*Senador

https://www.larepublica.co/, Bogotá, 14 de febrero de 2023.

 
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