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Néstor H. Martínez  

La salud es un bien público al alcance de todos que puede llegar a perderse.

En el último debate al que asistió el candidato del Pacto Histórico, organizado por EL TIEMPO y Semana, Petro alcanzó a ilustrarnos sobre dos de sus programas bandera: la expropiación de los ahorros pensionales a 18 millones de trabajadores colombianos y el desmonte del modelo de salud vigente desde los años noventa, que ha permitido que Colombia sea uno de los pocos países del mundo en los que el acceso a los servicios de salud sea prácticamente universal.

Del primero, ni qué hablar; ya le llovieron suficientes rayos y centellas. Y la reforma que se propone para el sector salud no es una idea, sino una “ocurrencia”, como lo sostuvo recientemente Moisés Wasserman en su columna de EL TIEMPO.

El candidato de la Colombia Humana propone un modelo de atención preventiva, a través de centros de atención primaria, para cada 20.000 habitantes, donde se inscriben los ciudadanos para ser atendidos por médicos de barrio, sin necesidad de la intermediación de las EPS. No es una idea novedosa. Chávez la implantó en Venezuela en el año 2003 y Petro la copió en Bogotá, durante su administración, del 2012 al 2015. En ambos casos los resultados fueron lamentables. En el país vecino el caos ha venido aumentando, porque los módulos ambulatorios están hoy cerrados en más de un 80 %. Y en Bogotá dio lugar a un sistema costoso e ineficiente, que le valía 1.000 millones de pesos por día a la ciudad, que no mejoró la calidad del servicio y se entregó con una tasa de congestión en urgencias superior al 250 %, con el agravante de que en aquella época el acceso a una cita médica dependía de hacer colas desde la madrugada o de pagar por un turno de atención.

Según la organización Transparencia Venezuela, con la Misión Barrio Adentro se degradaron sensiblemente los indicadores básicos de mortalidad materno infantil, el acceso a los servicios médicos y la aparición de enfermedades endémicas erradicadas en ese país. Lo que sí fue todo un éxito para la revolución chavista fue que, gracias a este embeleco, fue posible el ingreso a Venezuela de más de 30.000 médicos cubanos que contribuyeron a la ideologización de la ciudadanía y al sostenimiento del régimen.

A semejanza de lo que ocurrió en Venezuela, donde –según los analistas– el dinero de la salud se fue por los caminos de la corrupción y el despilfarro, el programa Territorios Saludables, del alcalde Gustavo Petro, dio lugar a una debacle financiera del sistema de salud capitalino, en el que se quebró la EPS del Distrito y, a causa de su crisis financiera, se aumentó la deuda con los hospitales públicos y privados, lo que erosionó el sistema de salud de la capital.

Y, por si fuera poco, a causa de la falta de trasparencia en el sistema de contratación en el sector de la salud, esta quedó en cuidados intensivos. Más del 95 % de los contratos de los hospitales y centros de salud se hicieron a dedo, durante la Bogotá Humana, por un valor de 22 billones de pesos, lo que facilitó que la contratación se concentrara en pocos contratistas. Uno de ellos, Drogas Boyacá, fue beneficiario –según informes de los organismos de control– de un contrato de suministro cada 36 horas.

Estos antecedentes ponen en alto grado de cuestionamiento la red de servicios médicos que sugiere el Pacto Histórico, aunado a su reconocida incapacidad de gestión para adecuar y ampliar la red hospitalaria, todo ello ahora sin presencia de las EPS, justo cuando se está concluyendo el plan de saneamiento financiero de estas instituciones, lo que permitirá que se pongan al día con sus deudas para con los hospitales y clínicas del país.

Los colombianos tienen que saber que no solo están amenazadas sus pensiones, sino también su sistema de salud, que –desde los años noventa– ha sido una revolución silenciosa. Porque el acceso a sus servicios no es un privilegio en nuestro país, ni depende de un seguro comercial. La salud, así tenga grandes retos hacia adelante en materia de la calidad del servicio, es un bien público al alcance de todos que puede llegar a perderse, como ya ocurrió en Venezuela.

Taponazo. ...Colombia toda está muy agradecida con Francia.

https://www.eltiempo.com/, Bogotá, 26 de marzo de 2022.

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