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Daniel Mera Villamizar

Se necesita un cambio estructural en educación superior: de un sistema dual a uno integrado entre ofertas estatal y privada.

Varios artículos recientes en el portal del Observatorio de la Universidad Colombiana muestran que las IES privadas van a despedir descontentas al gobierno Duque, en particular por haberlas excluido de la "Política de Estado de Gratuidad en la Matrícula" (Decreto 1667 del 17 de diciembre de 2021).

Ver: "IES privadas, incómodas por no apoyo del Gobierno para gratuidad de estratos 1 a 3" y "Complejo panorama de la ed. superior privada en Colombia", por Hugo Alberto Porras, rector y presidente de ACIET.

En cuanto a las IES estatales, el gobierno les aumentó apreciablemente los recursos, bajo presión de paros y al parecer una auténtica coincidencia (tardía) con el subsector. En cualquier caso, desde el día uno allí lo iban a despedir no con descontento, sino con desprecio.

Así que las IES privadas despiden frustradas a un gobierno de centroderecha y las IES públicas se aprestan a recibir a un gobierno de izquierda, que promete profundizar lo que dejó en problemas a las IES privadas. A esta extraña o inesperada economía política se suma que los perdedores insisten en ella.

Igual de sorprendente es que no haya indignación por la injusticia, que no se nota suficiente: a los estudiantes universitarios de estratos 1, 2 y 3 en IES públicas se les subsidia 100% la matrícula y a los de las mismas condiciones socioeconómicas en las IES privadas se les subsidia 0%. ¿Por qué?

Porque la mentalidad política dominante dice que no pueden ir recursos públicos a las IES privadas, pero "si es para pagar la matrícula de unos estudiantes como los de las IES públicas o peor, que se están endeudando". La respuesta es "no importa" y la solución que se desprende es "todos deberían estudiar en IES estatales".

"Las IES privadas no tienen ánimo de lucro". No importa, de nuevo. "Las IES privadas cubren casi 50% de la matrícula. ¿Qué haríamos sin ellas?". "Invertir $4 billones del presupuesto nacional para la expansión de la educación superior pública", plantea el caudillo y celebra que el archirrival le haya copiado la idea de la gratuidad.

Casi todos aplauden la "matrícula cero" y no se inmutan porque a una parte grande de la misma generación le toca acudir al Icetex. Cuando se eleve la conciencia de esta inequidad, el caudillo propondrá otra vez u ordenará que se condonen las deudas y se acabe el Icetex para financiar pregrados, con lo cual las IES privadas perderían la financiación de más del 35% de sus estudiantes.

Si tienen motivos de queja en este gobierno, en uno eventual de izquierda no los van a rescatar de una crisis. Se acentuaría el carácter "dual" del "sistema" de educación superior: por un lado, la oferta estatal; por el otro, la privada. Ya probamos décadas del "dualismo", viendo impávidos las sillas vacías en las IES privadas, sin sinergias y sí con mucha subvaloración de las IES privadas que no son de elite.

Hay que insistir en la pedagogía: tanto desde el Estado como desde el sector privado se puede hacer el bien público.

El cambio estructural que necesitamos es un sistema integrado entre las ofertas pública y privada, con tanto espacio para la cooperación como para la competencia, tributario de unas apuestas de país. Superar el atavismo estatista y cultivar el pluralismo de verdad. Dirigirnos hacia esto, sencillo y fundamental, implicaría gran debate, que es preferible a seguir prometiendo cosas que el sistema dual y con falla financiera estructural no puede alcanzar.

La falla financiera de la educación superior también requiere un cambio de fondo: ni gratuidad total ni deuda (hipotecaria), pero eso es tema para otra columna. (En "Matrícula cero" acentúa inequidad generacional", 16/mayo/2021, mencioné esquema de riesgo compartido).    

@DanielMeraV

El Espectador, Bogotá, lunes 14 de febrero de 2022.

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