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La misión de la Universidad: la búsqueda de la verdad y la belleza

Claudia Restrepo*

“Las mentiras se construyen, las verdades se descubren”. Jorge Wagensberg.

Por varios siglos la tarea de la universidad se ha sujetado a la mano de la razón en el camino por explorar soluciones y, sobre todo, por comprender el mundo para poder transformarlo. De allí que la ciencia sea una aliada universal del progreso y nos permita salir de tiempos de oscurantismo a partir de las preguntas, la experimentación y la evidencia.

En la búsqueda de la verdad y la belleza se encuentra la fuerza constructiva de la humanidad que teje confianza, vínculos y desarrollo. En esta dupla se conjugan la ciencia y el humanismo, que no son conceptos filosóficos aislados de lo cotidiano. La filosofía, sobre cualquier otra cosa, es mundana, sucede en el día a día, como dice el filósofo español Javier Gomá.

Como Universidad los invito a filosofar sobre los tiempos que vivimos en la ciudad, sobre lo que le acontece, que debe ser parte de nuestra reflexión permanente. La ciudad resuena, retumba, sobre todo en las redes sociales, ese escenario que no debe ser el Ágora donde gestionamos nuestra democracia, especialmente por lo imperfectas que son en su inmediatez a la hora de honrar la verdad.

Medellín sucumbe ante la mentira y la fealdad, y lo hace de la mano de quien la gobierna, delatando su indignidad1, como diría Boecio. ¿Nos dejaremos conducir todos en ese camino? El uso de la mentira como herramienta de poder construye narrativas destructivas, limitadas y, sobre todo, crea ambientes de caos y confusión. ¿Qué intereses tiene la Alcaldía de Medellín cuando confunde, fabrica realidades y difunde? ¿Qué hay detrás de estos hilos de microhistorias mal documentadas, detalladamente comunicadas que quieren construir la idea de que las empresas antioqueñas son enemigas de la ciudad? ¿Cuál es la motivación de algunos medios de comunicación que, en contra del principio que debe animarlos, sirven de plataforma para desinformar y crear el caos, permitiendo que la mentira esté sobre la mesa?

Hasta ahora me he referido a la mentira o, mejor, a las mentiras, porque son muchas, que se han convertido en “verdaderas” obras de ficción, pero justamente acá quiero hablar ahora del valor de la belleza, de nuestra belleza como región, como comunidad que se ha fortalecido en la confianza, en la palabra, en el trabajo entre todos, y que hoy se ve inmersa en una teatralidad fatalista (populista) que desdeña de las que han sido nuestras fortalezas, de nuestra historia, seguramente imperfecta como todas las historias, pero que ha sido real. Una ciudad que unida ha sabido luchar contra sus demonios, sus dolores de guerra como el narcotráfico y el sicariato, una urbe en la que sus ciudadanos, empresarios, universidades, organizaciones sociales y culturales han creído y han construido juntos. Una ciudad que ahora, de un momento a otro, se ve envuelta en un ambiente delirante de desorden y desorientación, un lugar donde los amigos se volvieron enemigos; donde, de la nada, nuestra gran fuerza, una institucionalidad que trabajando junta ha creado valor público, se ha convertido, por la voz del gobierno municipal actual, en una ficción desfigurada de lo que hemos sido, para desconocer lo que nos ha sido bello y valioso.

Por todo eso, la misión de la Universidad, en particular de la nuestra, EAFIT, está en preguntarnos por la verdad y la belleza, en este caso, por la de nuestra historia, de la que cuenta la ciudad en sus cifras, en su tejido empresarial, social, cultural y académico. Preguntarnos por la voz del desarrollo y el progreso, de la ciudad que hasta hace unos años se constituyó en el ejemplo de la perseverancia, la esperanza, la institucionalidad, y que hoy se ve atacada por la mentira y el relato populista.

Los invito a no callar, a expresarse, a discutir, con el rigor que la academia exige, a partir de lo que sabemos como Universidad, de lo que hemos ayudado a construir, de aquello en lo que hemos participado activamente. Hay quienes dicen que las verdades son múltiples y hasta subjetivas, pero nosotros, mejor que nadie, sabemos que la verdad se basa en la evidencia y que requiere de las preguntas. Que las preguntas y el debate devuelvan la confianza a la ciudad, y que estas circunstancias desfavorables para nuestra democracia sean la posibilidad de aprender, reflexionar y participar con urgencia de la defensa de la ciudad frente a la mentira y la fealdad que la ponen hoy en peligro.

* Rectora EAFIT

(1) “Y cuando un cargo público recae en hombres indignos, lejos de hacerlos dignos, los delata haciendo evidente su indignidad” (Boecio, “Consolación de la filosofía” II, 6).

https://www.eafit.edu.co/institucional/Paginas/la-mision-de-la-universidad-la-busqueda-de-la-verdad-y-la-belleza.aspx?s=08

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