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Carlos Salas            

“-Plega a Dios, Sancho, que así sea; porque del dicho al hecho hay gran trecho”, es lo que Cervantes pone en boca del Duque cuando al escudero de don Quijote le da por alardear de cómo serán las cosas cuando sea nombrado gobernador. Sancho responde con una pila de refranes lo que ofusca a su señor: “-¡Maldito seas de Dios y todos sus santos. Sancho maldito -dijo don Quijote-, y cuándo será el día, como otras muchas veces he dicho, donde yo te vea hablar sin refranes una razón corriente y concertada!”.

Llegamos al reino del parloteo, el que se regodea bajo la carpa del circo de las elecciones. Cuánta habilidad con la palabra y tan poca en la ejecución. Los políticos tienen en el Parlamento su lugar ideal y ahí deberían quedarse, dejando el gobierno en manos de quienes tienen la capacidad de ejecutar, de actuar, de resolver los problemas, de ir a las cosas. ¿Cómo llamar a estos con un nombre diferente del tan desprestigiado de político?

Porque hablar, hablar y hablar tiene sus méritos propios, siendo un talento con el que pocos cuentan ¡pero qué lejos están muchos de los beneficiados con ese don, de quienes tienen la capacidad de actuar, actuar y actuar! Cuando se encuentran en una misma persona el don de la palabra y el talento para la acción podemos tener la esperanza de que se perfile ahí a un verdadero estadista.

La transformación del orador al ejecutor es la que se espera del que termina siendo elegido como gobernante y para ello es necesario que lo que ha sido imaginado como plan de gobierno, brote de una mente lúcida capaz de vislumbrar un mejor futuro para sus conciudadanos y una fortaleza moral y espiritual que no lo lleve a la claudicación y a la traición. Por ello, los ciudadanos debemos tener la suspicacia necesaria para detectar si quien promete la solución a los problemas tiene la firme convicción de trabajar con ese fin, o si es  pura demagogia, o apenas sueños de un iluso que pretende que las palabras sustituyen a las realizaciones, que no hay diferencia entre el decir y el hacer.

Cuántas veces no nos vemos, plenos de entusiasmo, prometiendo esto y lo otro. En el pasado la palabra era sagrada y por respetarla se hacían grandes sacrificios. Hoy no se puede esperar lo mismo de quienes empeñan su palabra; las cosas han cambiado, la tolerancia ante el incumplimiento de lo acordado verbalmente ha convertido en una cuestión de litigios lo que antes era una de confianza y amistad. Esto hace necesario fundir lo dicho con quien lo dice. Ya sea por bajeza o por incapacidad, quienes derrochan ofrecimientos en sus campañas seguramente no cumplirán lo pactado con quienes les depositen su voto. Por el contrario, los candidatos comprometidos con su palabra son mesurados cuidándose de no pintar pajaritos en el aire.

Se puede tener un plan ambicioso, el país da para eso. Lo que es imperdonable es la persistencia en el engaño y la tonta manera como caemos en él.

P.S.: Considero a Oscar Iván Zuluaga la persona más capacitada para llevarnos por la ruta de la prosperidad, trayendo bienestar  y un mejor vivir para los colombianos.

Para el debate me permito reproducir un párrafo del artículo que acabo de recibir de Luigi Echeverri muy en la tónica de lo dicho arriba:

“Duque es un hombre de una conducta intachable y una capacidad de trabajo impresionante; soy testigo de su labor, después de la gira que hicimos por España, Washington y Naciones Unidas en Nueva York. A la elocuencia de sus palabras la preceden horas de estudio, de lectura y preparación. El hombre es como Uribe, una máquina de trabajo disciplinada y aplicada. No para de trabajar por Colombia. Cuando nosotros regresamos cansados, este tipo se bajó del avión en Cartagena, después de dormir solo cuatro horas durante diez días de gira, se bañó, salió, y venga, voy por el presidente Piñera, voy a Turbaco a un evento popular, venga esto y lo otro; cumplió con el mandatario chileno y siguió a La Mojana para acompañar a la gente afectada y ver cómo ayudaba. Todo siempre con la mejor disposición y aunque le critiquen envidiosos y malevolentes, lleva al país en el corazón y en la mente acompañado de una energía tremenda”.

https://www.kienyke.com/, Bogotá, 27 de septiembre de 2021.

Publicado en Columnistas Nacionales
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