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César Salas Pérez     

Este es un concepto relativamente reciente en el ámbito académico, más exactamente de finales de los 70'S y significa Law (Ley), Warfare (ámbito de guerra), lo que en español es “ guerra jurídica” y se constituye en la actual herramienta de la tóxica extrema izquierda que ejerciendo el poder, da un tinte de legalidad a sus actuaciones ilegales, a la evidente corrupción de sus líderes, gobernantes y dirigentes.

Este concepto lo estudian, definen y concretan un puñado de billonarios zurdos del mundo que dicen de dientes para afuera odiar el capitalismo y el libre mercado pero que en realidad viven con sus familias en Nueva York, Londres, Paris o Madrid, estudiando en las mejores universidades y ostentando tanto poder económico como político en varios países donde ejercen el control, agitan al necesitado pueblo y ponen presidentes.

En la teoría del “Lawfare” las formas de dominio y hegemonía no distan mucho de los viejos conceptos Marxistas/leninistas tan venerados por el viejo comunismo, solo que ahora aprovechan los avances tecnológicos y varios elementos que hacen de este enunciado una estrategia mortal para destruir no solo al adversario político sino para convertir el delito en virtud y heroísmo, la impunidad en su escudo para deslegitimar la justicia, y la corrupción de izquierdas para justificar dos siglos de abandono estatal.

Veamos cómo está secta engaña:

Lo primero, el “Lawfare” es un mecanismo para denunciar y acorralar a los miembros de la oposición a través de la justicia torcida como es en Colombia el cartel de la toga, una Fiscal General de bolsillo presta a investigar e imputar con celeridad a dirigentes de derecha y evasiva y paquidérmica a la hora de imputar cargos y presentar escrito de acusación como por ejemplo al confeso delincuente hijo del presidente Petro; unas altas cortes menos juristas y más activistas e ideologizadas y unos jueces y magistrados que actúan por caprichos políticos pendencieros dejando a un lado el profesionalismo, la autonomía e independencia de esta rama del poder público ahora postrada y arrodillada al gobernante actual.

Lo segundo, el debilitamiento progresivo de la institucionalidad, la libertad y la democracia. Ejercer el caudillismo, echar carreta en plaza pública, destrozar a la fuerza pública y empoderar a los criminales, incumplir y no acatar lo poco de justicia decente que le queda a este país, incitar y utilizar a los indígenas a la rebelión, la sedición y la asonada so pretexto de salir a las calles a protestar y defender dizque el cambio.

En tercera medida, la narrativa perfecta del déspota es no hablar de golpe de estado sino más bien de “golpe blando”  que al no producir un derrocamiento expreso del poder vigente, si sirve muchísimo para el discurso a la defensiva, para justificar supuestas persecuciones cuando les estallan en sus manos los escándalos, las corruptelas y se conocen los carteles de los corruptos qué se están robando el erario, patrocinados y nombrados por Petro y ahora descubiertos robando a granel las arcas del Estado.

No tengan la menor duda apreciados lectores que el asquiento flanco izquierdo de la politología de Colombia emplea este término con bastante asiduidad para darle paso a un cuarto elemento del que son los expertos, la victimización. “Lawfare” le permite al señor del video de las bolsas de dinero, fortalecer su discurso de que “no lo han dejado gobernar” “yo no lo crié” refiriéndose al bandidaje de su hijo, afirmar que son 200 años de élites en el poder, poder del que ha usufructuado 40 años de su vida. Ejercer la posición de víctima le ha dado a Petro inmejorables réditos políticos y económicos, se ha aprovechado para tomar ventaja de sus enceguecidos votantes al instrumentarlos, sacándoles el voto y timando a indecisos e inconformes. Siendo víctima retroalimenta su discurso de odio.

Un quinto elemento es el de perseguir y atacar a periodistas y medios que han hecho público los entramados de corrupción de casi todo su fracasado gobierno. Si no fuera así, todos esos pillos que gobernaron con Petro y que ahora suplican principios de oportunidad a cambio de no pisar una cárcel, jamás hubiesen sido descubiertos porque aquí simplemente ni la Fiscalía y menos los entes de control, cumplen al 100% con la investigación de oficio y con el control preventivo, respectivamente. Es el resultado de la politización y el amiguismo. Por supuesto que el soborno llega a muchísimos periodistas y el cumplido es lavarle la cara y las manos a este miserable gobierno.

Transformar la narrativa y acomodar la historia a su favor es un sexto elemento “Lawfare”. Lo que desde siempre fue ético, moral y conveniente hoy es un absurdo. Tal es así que Petro “ paga por no matar” aun cuando el homicidio es un delito tipificado en el código penal.

Alerta Colombia, esta secta de socialistas/progresistas, próxima a reunirse, está diseñando nuevas estrategias para impulsar y consolidar la dictadura en Colombia, la continuación de Maduro, reinventar el caso chileno, sostener el cinismo en México, modernizar a un desgastado Lula en Brasil, recuperar a Argentina, analizar los casos de Ecuador y Perú, y que el continente gire a la izquierda así la desgracia sea inminente. Y EE.UU. muy bien, gracias y muchos saludos. Esperar que gane Trump para rediseñar el plan América libre de socialismo.

Publicado en Columnistas Regionales

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