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Luis Alberto Ordóñez*

Nuestro presidente Petro desde que asumió el poder, el pasado 7 de agosto de 2022, ha dado lugar prioritario a la dictadura de Venezuela, no así a la población de la hermana y querida nación vecina, muchos en el exilio forzado por la represión, la pobreza y la falta de garantías democráticas. Lo está haciendo con quienes desde el poder han llevado al país más rico del continente a la triste realidad de pobreza y sometimiento de sus ciudadanos. Solamente por los masivos desplazamientos, Maduro ha debido hacerse a un lado.

El gobierno Duque, por el contrario, les dio su apoyo a ellos, a los millones de ciudadanos de ese país que tuvieron que migrar para no morir de hambre en la tierra que los vio nacer y que les fue usurpada. Con dignidad y sentido de patria, criticó y asumió la defensa de la democracia que todo país civilizado debería tener como forma de gobierno. Fue enfático en cuestionar la presencia y protección que se les brindaba a las narcoguerrillas colombianas en ese país; las mismas que mientras tanto asesinaban a jóvenes estudiantes, que sin ser combatientes, se preparaban para servir como policías; entre otras barbaridades.

Sorprende como Colombia da tumbos y cambia de curso de manera tan radical; no era nada personal lo del presidente Duque, era el sentir de un gobierno que no podía permitir que se apoyara el terrorismo, se le protegiera y se le acolitara su actuar, mientras caían muertos o quedaban heridos soldados y policías en defensa de nuestra población sometida al imperio del terror. Tampoco podemos olvidar las amenazas que desde esa dictadura se hicieron de agredirnos, utilizando aviones de combate Sukhoi, para atacar a Bogotá y la infraestructura crítica del país; hasta mapas nos enseñaron, en los medios de comunicación, donde los blancos estaban claramente demarcados. Mucho menos hay que olvidar que Venezuela mantiene un diferendo limítrofe en el golfo de Coquivacoa, tema que se ignora de gobierno en gobierno, y mientras tanto esas aguas, ricas en pesca, petróleo y otros tesoros marinos, no las podemos usufructuar. En 1987, hay que recordar, amenazaron con hundir la fragata ARC Caldas, destacada en reemplazo del ARC Independiente, para defender la soberanía nacional en esas aguas que son propiedad de Colombia y donde nunca se ha logrado demarcar los límites por negativa de nuestro vecino.

Repetidamente se menciona el interés en nuestra península de la Guajira, como si no estuvieran definidos y legalizados los límites fronterizos en esos territorios desde 1941, con el tratado López De Mesa-Gil Borges. Ser buenos vecinos, apoyarnos y colaborarnos es el ideal, pero hay que tener en cuenta los antecedentes y las pretensiones, también los desmanes y los apoyos a los grupos violentos que tanto daño nos hacen. Sería un absurdo no mantener relaciones con Venezuela, hasta los Estados Unidos lo hace con Cuba bajo figuras que la diplomacia permite. Para nosotros, después de las posiciones tan claras de gobiernos anteriores en defensa de nuestra soberanía e integridad del territorio, hubiera bastado con la implementación de oficinas comerciales y de seguridad fronteriza. Es que la apertura y el apoyo irrestricto a una dictadura, por parte de la democracia más antigua del continente, es incoherente: Colombia es un Estado de Derecho y su comportamiento, más allá de las ideologías, debe ser acorde con esa filosofía y a nuestros principios y valores constitucionales.

Igual con el Perú, extraña que el apoyo del gobierno sea para el expresidente Castillo, quien pretendió cerrar los otros poderes y acabar así con la democracia y la representación popular en el Congreso de ese buen vecino. Por favor, coherencia, a quien hay que defender es a los pueblos y sus representantes democráticos, quienes basados en la libre determinación decidan sacar a quienes pretenden perpetuarse en el poder y hacer caso omiso de las leyes que los rigen. ¿O es que queríamos otro gobernante totalitario en nuestra frontera sur? Bastante tenemos con los múltiples problemas que genera la dictadura venezolana.

Bienvenidas las relaciones con Venezuela, las que favorezcan a ese pueblo sufrido y forzado a migrar, pero no a la dictadura causante de todos los males.

* Vicealmirante (r). Ph.D.

 
Publicado en Columnistas Nacionales

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