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Alexander Cambero                                                                         

La dictadura se encargó de escoger a los candidatos de la supuesta oposición.

Las organizaciones partidistas enviaron sus opciones y Miraflores aprobaba o desaprobaba al nombre sugerido. Lo hicieron con rigurosidad milimétrica. Cualquiera que tuviera un pasado de cuestionamiento severo a Nicolás Maduro estaba afuera. El otro parámetro a medir era su participación en los comicios que hicieron presidente a Edmundo González. Los primeros admitidos fueron los gobernadores. Analizaron al primer mandatario del estado Barinas, Sergio Garrido. Su rechazo es descomunal. Para el régimen es un aliado que no reviste ningún peligro. En la campaña se encargó de sabotear todas las actividades de María Corina Machado. Fue aprobado de inmediato. El gobernador de Cojedes, Alberto Galíndez igualmente logró ser seleccionado. Jamás apareció en un acto de la oposición. En las últimas semanas de la elección presidencial, prohibió que el personal de la gobernación asistiera a las actividades programadas en favor de Edmundo y María Corina. Morel Rodríguez ya estaba en la lista de sus socios por ser miembro de Fuerza Vecinal. Un partido al servicio de la dictadura. Este grupo funciona con el apoyo financiero de Fospuca. Son incondicionales a la satrapía, teniendo como línea la de no hacerle críticas al gobierno. Viven en el reino de Nardia vendiéndonos una realidad que no existe.

El caso de Manuel Rosales era de mayor complejidad por la importancia del Zulia. Igualmente que en algunas entidades, no en esta región, donde curiosamente se obtuvo la votación más baja de Venezuela—. ¿Bajada de línea? La base de ese partido trabajó en alguna medida. Eso trajo como consecuencia que el tema Zulia fuera diferido muchas veces. Sin embargo, una pieza fundamental destrabó el asunto. Fue la posición de la rectora ante el CNE Aime Clarisa Nogal Méndez, ella apoyó la línea del gobierno sin chistar. Su primera acción fue eliminar varias tarjetas de partidos políticos. Luego acompañó el fraude orquestado en contra de Edmundo González. Un nuevo tiempo no abrió la boca. Una tímida declaración de Omar Barboza diciendo: «que no le atendía el teléfono». Otro problema que los terminó de unir era sacar del juego al alcalde de Maracaibo, Rafael Ramírez Colina. Su gran gestión comenzó a molestarlos. Las encuestas reflejaban un liderazgo en constante crecimiento. Por ello fue urdido un plan para defenestrarlo. La dictadura inició el ataque organizando pruebas falsas. Desde la gobernación del Zulia guardaron un largo silencio cómplice. En definitiva, siempre se han entendido.

 La dictadura necesitaba vender su mentira. No le fue fácil encontrarse con Enrique Capriles. Un dirigente venido a menos que perdió credibilidad por sus posiciones ambivalentes. Le quitaron la inhabilitación y hasta le regalaron un partido de maletín. Su frustración fue en la búsqueda de sus similares. Allí apareció Juan Requesens respaldando a quienes lo sometieron. Todo un drama psicológico de afecto por sus captores. Se olvidó de los golpes recibidos y hasta de la muerte de su compañero Fernando Albán Salazar, habla con una sumisión absoluta. Mira permanentemente a todos lados como asustado. Quizás pensando en que el Sebin lo vigila.

Cuando revisamos las listas nacionales de los partidos políticos alacranes y sus derivados, podemos observar que los seleccionados son personajes incondicionales a Nicolás Maduro. Muchos de los infiltrados que tuvimos acá hasta el 28 de julio aparecen allí. Solo que su nivel de influencia era bajísimo, que no pudieron impedir su derrota. Son los comerciantes de la política. Gente sin principios que han vivido lactando del estado.

La elección del 25 de mayo es una estafa. Acudirán como aspirantes aquellos que traicionaron al pueblo venezolano. No es una elección libre, así que votar en estas condiciones no sirve. Tampoco garantizaremos los espacios de lucha. Todo es un circo manejado desde Miraflores.  Son simplemente un proceso para darle oxígeno a Nicolás Maduro. Tratando de pasar la página con respecto a la grandiosa victoria de Edmundo González. 

El rechazo general de los venezolanos a este proceso es inmenso. El ciudadano comprende que todo es una mentira. La derrota será tan grande como la victoria democrática del 28 de julio. Seguimos confiando en el liderazgo de María Corina Machado. Aunque les duela a quienes se vendieron. Quien vote ese día estará apoyando a la tiranía. Así como negando la victoria de Edmundo González. Más claro imposible.    

@alecambero

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