
Carlos Salas Silva
Carlos Salas Silva
Junio, julio, agosto y luego un año para el fin del mandato del peor gobierno de la historia de este sufrido país. Nos inquieta que el tiempo esté pasando veloz, aunque, en este caso, es motivo de tranquilidad. Si logramos salir airosos de esta maléfica prueba que nos puso el destino no es para caer de nuevo en tamaño error; decidir a quién se lleva a la presidencia es cosa seria, no es cosa de jueguitos, repetir la dosis sería fatal.
Carlos Salas Silva
Caminando por el campo veo un perro quien no da muestras de agresividad, pero no dejo de pensar en que pueda ser atacado. El temor se apodera de mí, lo que el perro nota y comienza a gruñir; camino lentamente evitando mi deseo de salir corriendo y paso al lado del animal quien comienza a ladrar, sigo mi camino y procuro apartar la vista para no provocarlo. Paso de largo y a los pocos metros suspiro y me digo: Ya pasó el sustico. El miedo es mío, está en potencia para que se detone con cualquier señal de alarma. Llevamos décadas temiendo la toma del poder por el comunismo y hemos encendido las alarmas cada vez que lo vemos gruñendo, como cuando el Caguán o el proceso de paz de Santos. Y ahora ladra con la llegada de Petro y nos hemos visto obligados a caminar al lado del espectro del comunismo y ya estamos a punto de salir airosos sin una mordida, sin un ataque. Pero el temor persiste y persistirá hasta que salga del poder el nefasto comunista trasnochado que ha demostrado ser un perro que ladra y no muerde.
Carlos Salas Silva
Cuando lo denunció Ingrid fue motivo de risas, cuando salió a la luz por ciertas grabaciones de Benedetti, no se le tomó en serio, cuando fue María Jimena la que lo mencionó, sus palabras se las llevó el viento. Ahora que lo denuncia su antiguo Canciller parece que la cosa cogió vuelo hasta el punto de haber sido noticia en los principales medios del mundo. Que no pase de agache como con lo de los topes electorales y las repetidas denuncias de saqueo al Estado que parecieran episodios de una telenovela cuya trama ya no estremece a nadie, porque este asunto es de extrema gravedad y no podemos dejarlo pasar.
Carlos Salas Silva
Después de haber sido catalogado como uribista durante los ocho venturosos años de Álvaro Uribe en la presidencia, pasé a ser calificado de uribestia durante los ocho desastrosos de presidencia de Juan Manuel Santos, por haber sido un fuerte opositor desde este espacio en KienyKe. Luego, en los cuatro años de presidencia de Iván Duque, abandoné mi postura furibista –termino con el que se burlaban los contradictores pero que me venía al dedo por haberlo sido por convicción- y tomado cierta distancia critica. Esas posturas, vistas desde un presente inestable y un futuro incierto, me han llevado a hacer la presente reflexión que quiero compartirles:
Carlos Salas Silva
La pretensión de lo novedoso y la genialidad es propio del arte moderno. Las vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo pasado y sus protagonistas se caracterizaron por el culto a la originalidad y por romper con los cánones estéticos que sustentaban el arte clásico. Con la aparición de la postmodernidad se alteró el principio de valoración alterando un esquema que apenas se sostenía luego de los excesos en que fueron cayendo las vanguardias, lo que trajo el agotamiento posterior a la orgia. De ahí surgió el arte contemporáneo.
Carlos Salas Silva
Miraba a mi amigo Rodrigo mientras me relataba una larga historia y pensaba en el “Retrato del Doctor Gachet” de Van Gogh en el que la mano del médico del artista soporta la cabeza en un gesto que indica melancolía, de igual forma como Rodrigo, con el codo sobre la mesa y su mano soportando la cabeza, se mostraba pensativo trayendo de la memoria recuerdos de tiempos idos. Pocos días después me vine a enterar de que la obra de Van Gogh se encuentra desaparecida, destino curioso para una pintura que batió record en 1990 habiendo alcanzado
Carlos Salas Silva
“Toman la falsedad por verdad; toman la verdad por falsedad; tales personas nunca pueden llegar a la verdad, porque tienen puntos de vista equivocados.” (Dhammapada, verso 11)
Carlos Salas Silva
Me excuso por utilizar una muy bella palabra para titular una reflexión que va a caracterizarse por ser banal y nada poética como es tan frecuente si de lo que se trata es de temas políticos y más aún electorales. Vislumbres se refiere en una visión difusa de múltiples señales que apuntan a un posible desenlace sin certeza absoluta lo que sugiere una expectativa incierta, algo que se asoma pero que todavía no se define del todo. Dicho en el lenguaje político podría decirse que son señales, pistas, síntomas. Pero como quiero conservar cierta romántica visión de los procesos electorales -ni mis muchos años acompañados de continuas decepciones me han llevado al escepticismo total- persisto en llamar vislumbres lo que apenas se hace visible en un turbio paisaje politiquero, por demás, constituido por personajes con pocos méritos que absurdamente se consideran a la altura del compromiso de dirigir los destinos de decenas de millones de sus compatriotas como si fuese un juego de azar.