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Álvaro Ramírez G.   

Colombia marchó masivamente contra el gobierno de Gustavo Petro.

Fue de lejos la más numerosa concentración humana que haya vivido Colombia.

El errático y desacertado manejo del Gobierno por su jefe Petro, la inseguridad que se tomó el país, después que el propio jefe de Estado, desmanteló deliberadamente las FFAA, y las retiró a su amaño de muchos lugares del país, sumado a unas reformas que buscan entregarle a políticos y funcionarios públicos, la salud y las pensiones de los colombianos, son en esencia, la razón que motivó estas marchas.

La descarada ola de corrupción y despilfarro del gobierno Petro, y la equivocada y abusiva intervención de las EPS, fueron el detonante.

Y la famosa Constituyente que anda proponiendo, para justificar quedarse en el poder, llenó la copa de los colombianos.

Petro como era de esperarse reaccionó calificando las marchas de “golpe blando”, de la “clase dominante”.

Reconoció el primer mandatario que marcharon 250 mil colombianos, cuando la realidad cuadruplica esa cifra.

Busca “derrocar al gobierno y detener el cambio, para mantener el poder dominante” afirmó Petro.

Eso resume la respuesta del primer mandatario.

Esa gigantesca marcha ciudadana envía al menos tres mensajes.

El primero al propio Petro.

Le dice muy claro y muy fuerte que su gobierno es totalmente impopular, y que no hay ningún cambio.

Le dice que es un gobierno mentiroso que promociona la “paz total”, en un país bañado en sangre.

Le dice que todo lo que toca o intenta reformar, lo deteriora y lo pone en crisis.

Le dice que la economía va muy mal y cayendo.

Y le dice que los colombianos no vamos a acompañar ninguna de esas ocurrencias arrevesadas e irresponsables.

Le dice que la mayoría de los colombianos no lo acompañan

Le envía un segundo mensaje al Congreso de la República.

Hay tres congresistas en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, que deliberadamente han tenido frenado el trámite de las demandas de acusación por serias irregularidades en la financiación de la campaña Petro.

Le dice al Congreso y al Consejo Electoral así como a la Fiscalía General de la Nación que hay que dar trámite a esas denuncias y no guardarlas abusivamente en un cajón.

El tercer mensaje es para el mundo, y a Organismos como la OEA.

Le dice que el gobierno de izquierda de Petro, es abiertamente impopular y que Colombia no quiere dar ese paso hacia el fracasado socialismo como lo hizo Venezuela.

La jefe de Gabinete Laura Sarabia y el Ministro del Interior Luís Fernando Velasco, reconocieron que esa marcha, obligaba al gobierno a “una reflexión” y “al diálogo!”

¡Le dice que fue esta la marcha pacífica más grande en la historia de Colombia y que estamos dispuestos a marchar hasta que termine esta pesadilla!

Y que bajo ninguna circunstancia vamos a permitir que Petro se quede en el poder como son sus intenciones.

Sobremesa.

Algunos funcionarios del gobierno salieron a decir que la marcha “había tenido garantías”, y había sido gracias a la mano del mismo gobierno, completamente pacífica.

Otra gran mentira.

La marcha fue pacífica porque así se convocó.

Se trataba de hacer una protesta muy masiva pero sin violencia.

No bloqueó una sola vía del país, y no hubo un solo vidrio roto.

Nada que ver con las marchas de la izquierda que salen a destruir y a incendiar todo lo que encuentran y cuyos marchantes van armados hasta los dientes desde la Universidad Nacional , la Pedagógica y la Distrital por ejemplo en Bogotá, donde sus laboratorios los han convertido en unas fábricas de explosivos.

¡Qué gran diferencia!

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¡Cuando nos cambian la lengua por una alpargata!

Álvaro Ramírez González

Los izquierdistas son especialistas en mentir y disfrazar los hechos para que parezcan lo que no son.

¡Esa es su impronta!

No les parece un atropello a la inteligencia de los colombianos, la campaña de la “paz total “, de Petro, cuando el país nunca había estado más ensangrentado que hoy?

¡Y no se ponen ni colorados siquiera!

Mi madre hoy anciana, cuando me interrogaba por algo que hice mal, y yo la empezaba a enredar con confusas explicaciones, me decía indignada : “¡no me cambies la lengua por una alpargata!”

Eso se me vino a la mente al escuchar las folclóricas, pero falsas explicaciones de la Vice Francia Márquez, y algún funcionario lambón del gobierno, frente a las marchas del 21 de Abril.

Decían los maquilladores oficiales, que lo más destacado de las marchas era que “el gobierno, había dado plenas garantías”

Afirman con la mayor desfachatez, que “¡no hubo que sacar el ESMAD, y que no hubo marchantes heridos ni golpeados por la fuerza pública, como les tocó padecer a ellos en sus marchas contra Duque!”

¡Qué maravilla de cinismo!

Las marchas del pasado 21 de abril fueron convocadas por civiles decentes y con la clara instrucción de ser pacíficas.

Es más, quienes asistimos a esas marchas somos por definición ciudadanos pacíficos.

No hubo que pagarle a nadie para que marchara; fue totalmente espontánea.

No se rompió un solo vidrio en todo el país.

¡Ellos en contrario, no dejaron a su paso un solo vidrio bueno!

Las marchas que ordenaron Petro y Gustavo Bolívar a los pocos días de posesionarse Iván Duque en la presidencia, eran motines claramente terroristas.

Fueron financiados y apoyados por las FARC, el ELN, y el CRIC, indígena del Cauca.

Eso está más que probado.

Es más, no hay noticia de una sola de esas marchas que no haya sido violenta.

Salían a quemar buses, estaciones del trasporte masivo en Bogotá y Medellín.

En Cali, arrasaron con el sistema MÍO.

El paro de Petro en abril del 2021, fue una estrategia terrorista y militar, cuidadosa y clandestinamente preparada durante varios meses, para bloquear el país y tumbar a Duque.

Colombia estuvo bloqueada y paralizada 50 días.

Las pérdidas fueron multimillonarias y representaron la caída del 1.5% del PIB.

Además, arrasaron e incendiaron varias Alcaldías, Bibliotecas y Oficinas del Tránsito.

50.000 empresas y negocios se fueron a la quiebra y 300.000 empleos se perdieron.

Destruyeron e incendiaron más de 120 oficinas bancarias y saquearon más de 200 supermercados.

¡Qué diferencia!

La diferencia está en el contenido de las marchas.

Las de ellos, impregnadas de odio, terrorismo, papas bomba, bombas molotov y otros artefactos, fabricados en la U Nacional, en la U Pedagógica y en la U Distrital en Bogotá y en la U de Antioquia, la U del Valle, la UIS de Santander y otras más.

No hubo una sola marcha donde no fueran agredidos los policías y rociados con gasolina y fuego.

¡Y todos encapuchados!

2000 uniformados fueron hospitalizados.

En cambio, en todas las marchas que ha habido contra el gobierno Petro, no se ha roto un solo vidrio.

Nadie se tapó la cara.

Francia, no nos cambies la lengua por una alpargata.

El país les mostró que no los acompaña, y que ya no les cree ni lo que rezan.

Sobremesa

¿Con que pueblo cree Petro, que va a hacer su soñada Constituyente si las mayorías no lo quieren más?

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