Han sido tan evidentes y claras las manifestaciones del jefe de Estado favoreciendo la coca, a los campesinos cocaleros y a los raspachines, que ya los satélites del Departamento de Estado de los Estados Unidos, han prendido las alarmas al ver que como nunca antes, el area sembrada de coca, está creciendo exponencialmente.
A pesar de la flojera del presidente Biden, y de la circunstancia adversa de estar Latinoamérica casi toda a la izquierda, es evidente el malestar del Tío Sam, con esta peligrosa situación.
No en vano, Petro dedicó todo su discurso en la Asamblea de la ONU, a afirmar que la coca es mucho menos dañina para la humanidad que el petróleo y el carbón.
Me encontré hace pocos meses y por primera vez, con oferta pública en las redes, de fincas cocaleras.
He visto más de 50 de estas fincas ofrecidas en el Cauca, la costa pacífica nariñense, el Putumayo, y el Catatumbo en el Norte de Santander.
Explican además los avisos de oferta, con mucho detalle, y ayuda audiovisual, el estado de las plantaciones y sus cifras de producción.
Así el productor de la hoja de coca, sea el que menos recibe, en toda la cadena del negocio, es altamente rentable producirla, si se compara con cualquier otro cultivo lícito.
Además por qué los carteles, les financian todo el cultivo (semillas, abonos, matamalezas, ) y los gastos de subsistencia a los campesinos mientras llega la cosecha.
Y les garantizan la compra de sus cosechas.
Es un Banco Agrario pero este sí eficiente y útil para los campesinos.
Pero más me impresionó, ver videos de jóvenes raspachines en la mitad de una plantación, invitando a jóvenes de las ciudades a irse al campo a raspar coca.
Explícan también en estos videos, la descomunal diferencia entre los ingresos cocaleros, frente a los ingresos en la ciudad.
Está muy claro que un joven raspachín, se puede sacar sin problema, $ 120 mil pesos diarios.
Explican también estos jóvenes raspachines en sus videos, que en el campo y en la coca, no hay ninguna deducción a su salario.
Que lo reciben entero.
No hay pues duda que, con el beneplácito expreso de Petro, en este gobierno vamos rumbo a las 400.000 hectáreas de coca sembrada.
Los colombianos sabemos y hemos sufrido en carne propia todas las consecuencias que trae esta bonanza coquera.
Pero sin duda alguna, este es el *gobierno de la coca.
¡Y la cocaína!
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