Está claro pues cual es la batalla real que los colombianos tenemos que dar en las urnas para lo cual tenemos que unirnos.
Sin embargo, esta campaña presidencial y parlamentaria no pone el énfasis necesario en este contexto de guerra de los bandidos contra Colombia, muchos suponen que la libertad así como se tiene va a durar por siempre sin que se le defienda, pero pueden sus aspiraciones y argumentos quedar sin piso, es decir, sin el escenario para el cual están preparados llevando sus propuestas y orientaciones a la población que los va a elegir. Todo el modelo político estructurado constitucionalmente en torno de nuestra libertad puede acabarse este mismo año 2022.
Pero nuestra democracia es prolífera en excelentes dirigentes de diferentes tendencias entre los cuales hay propuestas sobresalientes que debieran ponerse sobre la mesa por temas, y conformar un compromiso de unidad para llevarlas a cabo por quien o quienes resulten elegidos como Presidente y Congresistas. Esa debiera ser la materialización de la unión de todos los aspirantes en representación de los colombianos y la principal guía debieran ser todos los compromisos necesarios para que brille la Libertad por siempre. Las simpatías personales o los celos y prejuicios como la tal polarización, no debieran prevalecer frente al reto de unidad que las circunstancias nos demandan, las pequeñeces en lo personal o incluso partidista deben ocultarse y la grandeza de nuestras virtudes aflorar. Incluso los cálculos políticos y las mecánicas electorales debieran ser secundarios por lo que se impone más bien un trabajo conjunto para unirse en torno de las propuestas a que hago referencia, independientemente de resultados individuales de consultas, elecciones de Congreso o de primera vuelta por la Presidencia. Al ciudadano común le basta con saber que la alianza o la unidad está sellada en torno de estas propuestas consensuadas con las que todos se comprometen a apoyar con quien o quienes resulten elegidos, y no necesariamente mediante mecanismos electorales, con lo cual, escogerá con tranquilidad el candidato de sus preferencias en el entendido de que finalmente todos están comprometidos con dichas propuestas que garantizan nuestra libertad.
La vulnerabilidad de la Libertad en Colombia no es solo por la fuerza de un candidato incendiario y tan mal relacionado, sino por todas aquellas condiciones que hacen imposible la armonía de la ley y el orden; en eso hay que enfocarse y para ello hay algunos líderes políticos más osados que otros señalando el camino:
El creciente negocio del narcotráfico, los cultivos ilícitos y la violencia.
La imposición de la Corte Constitucional de la legalización del narcotráfico y su reiterada usurpación de funciones del legislativo.
La decadencia de la administración de Justicia desde las altas Cortes.
La imposición de la JEP como tribunal de impunidad para terroristas y de condena a la fuerza pública.
La dictadura judicial con su politización.
La estructura garantista de la corrupción por parte de las contralorías regionales.
La estructura del negocio de la política que prevalece sobre la política altruista.
El tamaño del Estado y los privilegios económicos de altos funcionarios en cada una de las ramas del poder público.
La sumisión a las políticas extranjeras de tolerancia a dictaduras comunistas en Latinoamérica que atacan indirecta pero gravemente a nuestra nación.
La sumisión a políticas extranjeras del globalismo de élites o dictaduras universales.
La tolerancia con el vandalismo y la manía indígena de acudir a las vías de hecho abusando de sus privilegios culturales.
La educación pública de los niños en manos de un sindicato que los adoctrina en el odio de clases.
El atraso y la pobreza de vastos sectores de la población y de las regiones.
Estos y otros más debieran ser los temas sobre los cuales debieran hacerse compromisos de nuestros líderes políticos y hacer un gran esfuerzo para que el liderazgo no sea solo el de un candidato por lo bien respaldado política o económicamente que esté, aunque sea el que gane, sino porque lleva consigo una carpeta elaborada por nuestros líderes demócratas que lo compromete y los compromete para realizar los cambios que nos garanticen el brillo de nuestra libertad por siempre. Que cada uno de ellos vaya y defienda sus propuestas para que queden incluidas en la carpeta de compromisos elementales de unidad por la Libertad; que la gente sepa por lo que va a votar y no tanto por quién lo va a hacer, aunque el esfuerzo individual del candidato ganador y sus méritos sean por las mayorías reconocidos; que la gente sepa que nuestros líderes han hecho una Gran Alianza por la Libertad.
Ahora en estas elecciones donde nos jugamos el destino libre de la Nación, con un bien estructurado consenso, es la oportunidad para que Colombia se desprenda del lastre del terrorismo, de quienes nos exigen grandes sacrificios para sostenerlos destruyendo nuestra institucionalidad a cambio de nada y además de impunidad, del lastre del narcotráfico y la contratación pública de la que son dueñas estas mafias, del lastre de la corrupción y la politiquería para sostener con contratos escandalosos durante vidas enteras a mantenidos del Estado de generación en generación, del lastre de élites políticas criminales y de la dictadura judicial y dar paso a una vigorosa democracia en lo político, social y económico. La proliferación de dirigentes y aspirantes a la Presidencia con destacadas gestiones en la administración pública nos demuestran que se puede, que hay con quien, que nuestra vocación democrática está vigente y que el futuro es promisorio. Pero no crean ingenuamente que la gente va a votar ahora por un nombre sea el que sea; si así piensan, podría asomar fácilmente una derrota fatal para el destino de la nación dado el desaliento y la decepción con la política corriente.
Nuevas gestas de la democracia de nuestra nación nos esperan para sobresalir con orgullo entre las naciones libres de América y del mundo. Esta sería una grandiosa iniciativa porque pone por encima de los individuos y de los grupos políticos, el destino libre de la Nación. Con el triunfo, nuestros líderes serán más apreciados en contraste con el peligroso ambiente anti políticos que desgana, desespera o desalienta la participación democrática en favor de nuestros enemigos. Nuestra capacidad de acometer grandes retos con éxito está demostrada como con el triunfo del No contra todo pronóstico. Nuestro espíritu libre es invencible y en esta ocasión vamos otra vez a demostrarlo.