
Alexander Cambero
Alexander Cambero
La severísima caída y fracaso descomunal de Gustavo Petro era algo previsible.
Unas ideas carbonizadas por la realidad social se han materializado en una gestión que es una vergüenza para la realidad colombiana. Una galopante caricia al retorno del resquebrajamiento de las instituciones como mecanismo de coacción es parte fundamental de su encolerizada obra de gobierno. Su plan administrativo es tan insubstancial que muy pocos sectores han sentido algún crecimiento para su ámbito de desarrollo. Colombia es hoy un monumento a la mayor incertidumbre que ha sentido la nación en muchas décadas. A cerca de un año para las elecciones presidenciales, Gustavo Petro es un pesado fardo que muy pocos quieren llevar bajo sus hombros. Las enormes contradicciones en el seno del gobierno son reconocidas por todos. Son muy escasos los fieles que acompañan la payasada izquierdista que nació del veneno militante del Pacto Histórico en el atraco de la oscuridad a la democracia.
La ciudadanía clama por un cambio de gobierno que devuelva la esperanza al pueblo colombiano. Una nación donde la libertad alce la bandera con visor de futuro. Para ello es necesario lograr que todas las fuerzas democráticas puedan ponerse de acuerdo en un plan común en donde la unidad nacional sea encarnada por una sola figura. La lucha no debe ser un torneo de egos. Es entender que Colombia se la jugará en las urnas. Mientras la violencia seguirá auspiciando su germen con la intención de acompañar al régimen de Gustavo Petro.
El presidente actual es alguien de escasos respaldos y con los pasos perdidos. Es un náufrago en un océano popular que lo abandonó a su suerte. Seguramente seguirá dando aletazos en el interés de buscar cambiar la perspectiva.
En manos de los colombianos está su destino. Ya saben que la aventura de izquierda es un vomitivo de la historia nacional. Es necesario dar el cambio que todos desean.
@alecambero
Alexander Cambero
De la crisis del país no escapa la política. Una sociedad profundamente enferma, con episodios que dan asco, no puede garantizar que esta labor no tenga máculas. Es una realidad degradada hasta los huesos. La actividad pasa por momentos difíciles. Mucha gente desconfía de todo aquel que incursiona en la misma. Caímos en el melodrama de los propósitos estériles. Es
Alexander Cambero
La gran ciudad bostezaba mientras observaba de soslayo las casas humildes del bajo Flores. Eran las residencias de aquellos que luchaban para llevar un sustento decente para sus familias. En esa variopinta realidad se cuecen historias. Regina María Sivori lavaba y planchaba ajeno a pesar de que su esposo piamontés era empleado del ferrocarril Sarmiento. Eran cinco bocas por mantener y muchas veces el dinero no alcanzaba. Así que la madre tuvo que salir a buscar mayor estabilidad económica para la familia. Antes de llegar a los domicilios en donde laboraba, dejaba a uno de sus hijos en una banca de la iglesia de San Jorge. La orden expresa es que permaneciera sentado allí, no importando la cantidad de horas. En silencio aguardaba hasta que su progenitora llegaba a buscarlo. Eso ocurría cuatro veces por semana.
Alexander Cambero
La dictadura no puede zafarse de la espectacular derrota del domingo 28 de julio del 2024.
Alexander Cambero
En las manos inexpertas de Laura Sarabia, la importantísima política exterior colombiana. Es un área fundamental para cualquier gobierno. Es algo que se cuida celosamente debido a que trae consigo los intereses de la nación. Que la misma sea administrada por alguien carente de la lógica experticia indica que es un nuevo capricho del presidente Gustavo Petro.
Alexander Cambero
Las mafias del narcotráfico son un poderoso brazo que financia al gobierno ilegítimo de Nicolás Maduro defendiendo su tesoro en el Catatumbo. No es exclusivamente un enfrentamiento entre huestes guerrilleras. El interés es el negocio del cual han vivido durante más de veinte años. Es el combustible que activa el motor de grupos violentos al servicio del crimen organizado. Esas sectas de fanáticos religiosos que ofrendan sobre los cadáveres de los seres inocentes que pagan con sus vidas las borracheras ideológicas de unos energúmenos que nacieron sin racionalidad.
Alexander Cambero
Todo el mundo sabe lo que ocurrió el domingo 28 de julio de 2024 en Venezuela.
Alexander Cambero
Pocas veces la nación conoció mayores dosis de valentía. Es un esfuerzo que se inició hace mucho tiempo cuando el respaldo era pequeño. Su coherencia fue haciéndola una dirigente que hizo de la credibilidad la punta de lanza de su desempeño público. La honestidad en sus rectos procederes logró que el ciudadano la percibiera en su justa dimensión. Memorable su incesante actividad parlamentaria. Una voz desafiante en medio de las mayorías balbuceantes de una ideología embalsamada sobre las efigies de un socialismo atolondrado.
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