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Luis Alberto Ordóñez*

¡Qué poco conoce el país a sus Fuerzas Armadas! El 7 de agosto, día de la posesión del primer Presidente de izquierda y exguerrillero, el ceremonial se cumplirá tal y como lo estipula el reglamento de protocolo. Ese mismo día se le reconocerá y se le rendirán honores, pues asume el poder tras un proceso democrático donde la mayoría de los electores así lo decidió.

La cúpula militar y policial respetará, acatará y obedecerá al nuevo mandatario en su condición de Comandante Supremo, tal y como lo rige la Carta Magna; ese ha sido y seguirá siendo el accionar de una Fuerza Pública absolutamente apegada y respetuosa de la Constitución y las leyes. No se entiende la intencionalidad de algunos que pretenden generar fricciones y desprestigiar a quienes portan o portaron el uniforme, insinuando que no habrá esa obediencia debida: qué equivocados y qué mal intencionados, seguramente buscan réditos políticos o personales generando caos y pretendiendo afectar las relaciones entre el poder civil y militar. Llama la atención un señor que se identifica como abogado del Ministerio de Defensa, quien sale a dar declaraciones en algún medio de comunicación, mencionando presuntas reuniones de retirados para conspirar con sus compañeros de armas en actividad. Hubiera sido, en mi opinión, más patriótico denunciar ante las entidades judiciales y disciplinarias aportando pruebas y nombres, sobre todo por su condición de empleado público y de la Cartera de Defensa: utilizar la generalización hace daño, induce a la duda y desprestigia, ese no es un actuar apropiado desde mi punto de vista.

Un exguerrilero guiará los destinos del país durante los próximos cuatro años y lo hace por el camino que corresponde: el de la democracia. Distinto sería si hubiese llegado a esa posición utilizando la violencia y saltándose la voluntad de las mayorías o que ya en ejercicio incumpla las leyes. No conoce, la mayoría de los colombianos, que estando en acción nuestros soldados, marinos y aviadores pasan a socorrer y le salvan la vida al combatiente que por estar lesionado o rendirse pierde esa condición: son miles los casos donde la misma tropa rescata y evacúa guerrilleros heridos: esa es la formación humanitaria de nuestros hombres y mujeres. Que decir de los narcotraficantes que una vez se hunde la embarcación donde transportan su ilícito cargamento pasan a la condición de náufragos y son rescatados por los caballeros del mar, los mismos que momentos antes eran agredidos y atacados con armas de fuego. Por su parte la FAC ha transportado a cientos de heridos, sin importar su condición licita o ilícita, para salvarles la vida en el hospital más cercano. Ese actuar corresponde a verdaderos héroes formados en principios y valores.

Le corresponderá al presidente Petro manejar con inteligencia su relación con la Fuerza Pública, la misma que lo combatió cuando por decisión propia desafiaba al Estado infringiendo la ley. Será él quien deba ser cuidadoso en no buscar revancha y entender que la democracia, después de haberlo amnistiado, ahora le da la oportunidad de ocupar la más alta dignidad del Estado y por consiguiente comandarlas; en ese acontecer debe entender la idiosincrasia, respetar sus tradiciones, costumbres y cultura. Podrá mejorarlas, optimizarlas, motivarlas, pero nunca ir contra la tradición de más de doscientos años desde su creación y menos ir contra los principios que las rigen, entre ellos: el honor, la lealtad, el sacrificio que permiten mantener la libertad y el orden; con seguridad, y como les ha sucedido a expresidentes y a los mismos Ministros de Defensa, desde que son civiles, terminará su periodo en 2026 amándolas, respetándolas y agradeciéndoles por su labor. Nunca podrá haber paz y tranquilidad sin el accionar de la Fuerza Pública: la disuasión, entendida como la capacidad de un Estado de reaccionar con la fuerza requerida ante amenazas internas o externas, es la mejor herramienta de tranquilidad, ya que el diálogo, que lleva a acuerdos, se sustenta en que si la razón no funciona estará la fuerza legítima del Estado.

Tranquilos colombianos que sus Fuerzas Armadas seguirán, como siempre lo han hecho, respetando la democracia y siendo fieles a su deber de cumplir y hacer cumplir las leyes, sin distingo de quien ostente el principal cargo del Estado. Rechacemos a quienes buscan generar dudas y pretenden alterar el orden constitucional disociando con comentarios sin fundamento alguno.

* Vicealmirante (r). Ph.D. Expresidente del Cuerpo de Generales y Almirantes en retiro de la FF.MM.

Publicado en Columnistas Nacionales

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